Ingeniería Mundial
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La puerta a la física del futuro

El bosón de Higgs era la última pieza del puzzle que compone el Modelo Estándar de la Física. Su hallazgo en 2012 se publicó con una certeza de cinco sigmas, es decir con un 99,9% de probabilidades de que se trate del verdadero bosón deHiggs del Modelo Estándar. Así que aún falta completar el análisis de sus propiedades para asegurar al 100% que se trata de la esquiva partícula y no de otro tipo de bosón. Pero si la ronda de colisiones que se están produciendo hoy en día en el LHC (el Gran Colisionador de Hadrones del CERN de Ginebra) confirma los resultados, se podría dar por cerrado el marco conceptual que rige la física conocida.

Pero eso sólo explicaría el 5% del Universo. El 95% restante son preguntas abiertas que aún no sabemos contestar: ¿Qué es la materia oscura? ¿Por qué existe una asimetría entre la materia y la antimateria? ¿Qué es la energía oscura que supone el 70% del Cosmos?... Para responder a esas cuestiones los físicos necesitan aceleradores capaces de imitar lo más posible las condiciones que se dieron instantes después del Big Bang, cuando las colisiones de partículas se producían con una energía inmensa.

Por ese motivo, el siguiente proyecto que está desarrollando el CERN (el laboratorio europeo de física de partículas) busca multiplicar casi por 10 la energía del acelerador actual, aumentando desde los 13 TeV hasta los 100 TeV. De acuerdo con la más que célebre formulación de Albert Einstein -E=mc2-, se trata deincrementar la energía para generar partículas con mayores masas, más parecidas a las que se generaron tras el Big Bang. Eso abriría una nueva ventana hacia el universo desconocido y permitiría avanzar en el conocimiento de las partículas que forman la materia oscura o, quizá, permita saber por dónde empezar para estudiar la energía oscura, uno de los mayores misterios del Universo a los que los físicos aún no saben ni cómo meter mano. «O quizá encontremos algo completamente nuevo que no está aún en los lápices de los físicos teóricos. Y eso también sería genial», comentó el exdirector del CERN, Rolf Heuer, a este diario.

«Es una gran infraestructura que nos tiene que llevar al siguiente paso del conocimiento. Es de una dimensión de casi 4 veces mayor que el LHC y tendrá que ser construido con grandes retos tecnológicos», explicó Francis Pérez, jefe de aceleradores del sincrotrón ALBA de Barcelona, en la presentación de la conferencia El Futuro Colisionador Circular: desafíos técnicos y detectores impartida por Michael Benedikt, jefe del Estudio del Futuro Colisionador Circular, y por José Miguel Jiménez, director del Departamento de Tecnología del CERN, en la Fundación BBVA.

De momento, es un proyecto en fase de estudio, no es una iniciativa financiada que esté ya en marcha. Pero el grupo que lidera Benedikt ya tiene muy avanzada una propuesta para construir un gran acelerador de partículas en un túnel de 100 kilómetros de diámetro en el área de Ginebra. La idea es aprovechar las instalaciones que ya existen en el CERN, que podrían servir como inyectores del futuro colisionador que se instalaría en la misma localización en la que se encuentra el LHC, de 27 kilómetros de diámetro.

Por ese motivo no se puede construir en otro emplazamiento y no se ha abierto a la comunidad internacional un concurso para la búsqueda de localizaciones. Este tipo de grandes aceleradores necesitan un preacelerador, vamos a llamarlo. Hay que verlo como la caja de cambios de un coche, ejemplifican los investigadores que trabajan en el proyecto. Si quieres conducir a 250 kilómetros por hora, no puedes hacerlo con una única marcha, necesitas meter primera, después segunda, tercera y así hasta la última que te permite ir a esa velocidad. Con los aceleradores ocurre exactamente igual. Cada acelerador puede cubrir un determinado rango de energía y hay que aprovechar esa energía que ya se alcanza en el LHC actual, y también la que se alcanzará en la siguiente fase, llamada High Luminosity LHC y que se extenderá hasta mediados de la década de 2030.

Aún queda un largo camino hasta que la fase de estudio actual se transforme en un proyecto aprobado en la Estrategia Europea de Física de Partículas en 2020 y se comience a construir a mediados de esa década. En el más optimista de los escenarios las primeras colisiones de este gran acelerador no se producirían hasta después del año 2040.

Los investigadores e ingenieros están trabajando aún en dos escenarios posibles basados en la misma infraestructura. Una es un colisionador de hadrones, similar al LHC, pero que permitiría dar un salto de un orden de magnitud en los límites de la física que se pueden cubrir con la máquina actual. Y la segunda opción sería un colisionador de electrones y positrones leptones, como el que ya sirvió de predecesor del actual LHC. Esta alternativa cubriría un área diferente desde el punto de vista de la física y permitiría tomar medidas con mayor calidad y precisión que las que produce un colisionador de hadrones ya que produce colisiones más limpias. Eso se definirá en la próxima Estrategia Europea, que se adoptará probablemente a partir del año 2020. Si la financiación lo permite, una posibilidad es reproducir lo que ya se hizo cuando el colisionador de electrones y positrones sirvió de base para el LHC, pero en este caso con mayor energía.

«Tenemos que tener en cuenta la viabilidad técnica, pero también económica.Puedes tener una máquina maravillosa, pero si no la puedes pagar o mantener no sirve de nada. En la actualidad, estamos dedicando un tercio del presupuesto de 1.200 millones de euros sólo a estas actividades», asegura José Miguel Jiménez.

Fuente: Jueves 13 de Octubre del 2016 - http://Elmundo.es/

Colón y la revolución científica

Nos lamentamos a veces de que las contribuciones que ha realizado España a la historia de la ciencia y de la tecnología son demasiado modestas. Si nos preguntamos por grandes científicos o tecnólogos españoles, pocos son los nombres que nos vienen a la cabeza más allá de nuestros ilustres Ramón y Cajal y Torres Quevedo. Acudiendo a tiempos más pretéritos hay varios científicos que sobresalen en la Ilustración y, aún más en el pasado, en la España musulmana; pero son pocos de estos los conocidos popularmente. Justamente en la España del Islam es muy de destacar la importantísima labor muchas veces anónima desarrollada por los sabios musulmanes que trabajaron intensamente entre los siglos VIII y XIV conservando la ciencia griega y desarrollándola hacia nuevas dimensiones. Mientras el resto de Europa permanecía sumido en su época más oscura, gran parte de esta labor científica se realizó en España.

La monumental Sintaxis que Ptolomeo escribió en el s. II, al igual que muchos otros textos científicos griegos, ya estaba traducida al árabe a principios del s. IX y, de hecho, aún hoy se conoce esta obra por el título que recibió en árabe,Almagesto, título que podríamos traducir como La [obra] mayor. En el modelo de Ptolomeo, el Sol, la Luna y los planetas giraban en torno a la Tierra. Pero un simple movimiento en órbitas circulares no podía explicar el movimiento aparente de los planetas, por lo que Ptolomeo introdujo los epiciclos, ecuantes y otros artificios matemáticos para poder explicarlos. Los astrónomos musulmanes respetaron el sistema ptolemaico en términos generales, pero según pasó el tiempo y se produjeron tablas astronómicas cada vez más precisas -en particular las que elaboraron en Toledo el gran astrónomo Azarquiel y el Rey Sabio- surgieron críticas hacia los artificios geométricos ideados por Ptolomeo. El físico Alhazén escribió en El Cairo unas Dudas sobre Ptolomeo; y Averroes, en Al Andalus, fue más allá en sus críticas a Ptolomeo llegando a afirmar que algunos de los modelos del Almagesto resultaban "contrarios a la naturaleza".

Las obras griegas traducidas al árabe y las originales de los sabios árabes fueron a continuación traducidas al latín o al castellano en los monasterios medievales, muchos de ellos en España, y la labor de los monjes copistas contribuyó de forma decisiva a la difusión de todos estos textos. De esta manera, el Occidente latino pudo recibir en el Renacimiento el legado griego ampliado y mejorado tras pasar por el fino tamiz islámico. Es muy verosímil pensar que Copérnico, trabajando en Polonia y en Italia, fuera inspirado por algunos de estos textos que circulaban por Europa, incluidas las precisas tablas astronómicas elaboradas en Toledo que exigían un modelo geométrico diferente al ptolemaico.

Pero hubo otro hecho histórico con España como protagonista que, a juicio del historiador de la ciencia Owen Gingerich, entre otros, pudo tener una influencia decisiva en Copérnico: los viajes de Colón que condujeron al Encuentro entre los dos mundos. Debido a una desafortunada biografía, en gran parte fabulada, que escribió Washington Irving, se propagó la idea de que, con su viaje, Cristóbal Colón pretendía demostrar a los Reyes Católicos la redondez de la Tierra. Pero que la Tierra era esférica es algo que se conocía desde la Antigüedad. Cuando Colón se dirigió a Isabel y Fernando en Salamanca, su objetivo no era convencerles de que la Tierra era redonda, sino de la viabilidad del viaje hacia Catay navegando en dirección oeste. El Almirante era un hombre moderno que conocía los textos científicos de su época y los cita en sus Diarios, pero en su estimación de la distancia a las Indias cometió dos errores. Por un lado, al estimar el tamaño de la Tierra utilizó textos árabes que habían reelaborado las medidas realizadas por Eratóstenes en el s. III a. C., pero confundió las millas árabes con las romanas, lo que le llevó a creer que el perímetro de la Tierra en el ecuador era de 30.044 kilómetros, esto es, un 25% menos que el tamaño real. Por otra parte, Colón exageró la distancia de Europa a China por el este hasta más de 20.000 kilómetros, por lo que subestimó consecuentemente la distancia por el oeste. Fruto de los dos errores, la distancia estimada por Colón desde Canarias hasta Catay, por la ruta occidental, fue de menos de 5.000 kilómetros, lo que confería el principal argumento de viabilidad a su proyecto de alcanzar las Indias por el oeste.

El Almirante no era un experto orientándose en el mar con las estrellas: se despistaba con las constelaciones australes y llegó a confundir la estrella beta Cefei con la Polar, pero conocía bien las Efemérides de Regiomontano, lo que le permitió predecir el famoso eclipse lunar del 29 de febrero de 1504 que utilizó para impresionar a los jamaicanos. La observación de este eclipse y la de otro que había presenciado desde La Española el 15 de septiembre de 1494 sirvieron de base al navegante para estimar -aunque con un error considerable- cuán lejos se había desplazado hacia el oeste, utilizando un método propuesto por Hiparco de Nicea junto al Calendarium de Regiomontano.

Cuando Colón emprendió su primer viaje en Palos de la Frontera, Copérnico tenía 19 años de edad y se encontraba estudiando en la Universidad de Cracovia. El genio polaco realizó varios viajes por el torbellino del Renacimiento italiano entre 1496 y 1523, instalándose a continuación definitivamente en Polonia. Simultáneamente, la imprenta con tipos móviles, ideada por Gutenberg hacia 1440, iba posibilitando la producción acelerada de libros, pues con la nueva técnica era posible hacer varios ejemplares de un libro en menos de la mitad del tiempo que empleaba el mejor copista en producir una única copia. Así, la información comenzó a difundirse muy rápidamente por Europa, lo que sin duda contribuyó a que a las manos de Copérnico pudiesen llegar, no sólo los textos críticos con el Almagesto y las tablas astronómicas árabes que hemos mencionado antes, sino también los relatos procedentes de España sobre los viajes Colón.

Las ideas geográficas en tiempos de Colón también estaban dominadas por las clásicas de Ptolomeo y, muy concretamente, por su obra Geografía, que sirvió de base para la elaboración de unos atlas espectaculares publicados en los años 1480-1490. Al hacerse evidente que Colón no había llegado a Catay, sino que se encontraba en un nuevo continente, estas ideas geográficas -vigentes desde el s. II- se desmoronaron y el mapamundi clásico quedó completamente obsoleto. Hubo que elaborar nuevos mapas y aquí tanto Colón como los navegantes que le siguieron jugaron un papel fundamental. El cántabro Juan de la Cosa, quien participó en el primer viaje de Colón, pasó a la historia por haber dibujado el mapa más antiguo en el que aparece en continente americano, y España realizó en las décadas sucesivas una contribución científica esencial a la cartografía del planeta.

Las críticas de las ideas científicas clásicas, dirigidas muy especialmente hacia elAlmagesto y la Geografía de Ptolomeo, fueron un caldo de cultivo propicio sobre el que Copérnico pudo elaborar su innovadora teoría heliocéntrica. Su libro tituladoDe revolutionibus orbium coelestium no fue publicado hasta 1543, cuando el clérigo polaco, ya septuagenario, lo recibió en sus manos el 24 de mayo, exactamente en el día de su muerte. Se trataba de un libro que habría de convulsionar la ciencia universal hasta acuñar con su título el propio término de «revolución». Desde entonces todos los cambios radicales se denominan revoluciones y la propia revolución copernicana pasó a considerarse el prototipo de cualquier gran conmoción, por eso a veces nos referimos a «un giro copernicano».

Además de la obra de Ptolomeo, las ideas de Copérnico se llevaron por delante laFísica de Aristóteles, aún vigente en aquel entonces, pues ésta sostenía que la Tierra no podía girar sobre sí misma ya que, en ese caso, aves y nubes debían quedar rezagadas tras el giro. En términos más generales, podemos afirmar que De revolutionibuspreparó el camino a Galileo y a Kepler, y a hombros de todos estos llegó Newton redondeando la nueva ciencia física que sería refinada por Einstein ya en el s. XX.

La labor realizada por los sabios musulmanes y los monjes en España, junto con los viajes de Colón, fueron elementos clave que pusieron de manifiesto las deficiencias de la ciencia clásica, precipitando la revolución copernicana y logrando posicionar la Tierra en el cosmos. Cuando nos preguntemos por las aportaciones de España a la historia de la ciencia no debemos pues considerar que han sido modestas, creo que haríamos mejor estimándolas en su grandísimo valor. No creo que haya nada innato en nuestro país que nos impida participar en la mayor aventura de la Humanidad, el desarrollo científico; esta participación debería ser hoy una de nuestras primeras prioridades.

Rafael Bachiller es astrónomo, director del Observatorio Astronómico Nacional (IGN) y miembro del Consejo Editorial de EL MUNDO.

Fuente: Jueves 13 de Octubre del 2016 - http://Elmundo.es/

Se buscan 30.000 personas para hacer un experimento mundial de física cuántica

El Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) busca a al menos 30.000 personas en todo el mundo para hacer un experimento inédito que llevará a cabo el próximo día 30 de noviembre, cuando utilizará la imprevisibilidad humana como un elemento clave en experimentos de física cuántica.

Según ha informado el ICFO, este laboratorio situado en Castelldefels (Barcelona), coordina el proyecto mundial BIG Bell Test (El Gran Test de Bell) que pretende llevar a cabo una serie de experimentos de física cuántica de forma simultánea el próximo 30 de noviembre en diferentes laboratorios de todo el mundo.

Estos experimentos requieren de una gran participación de personas, que contribuirán a la iniciativa comportándose de la manera lo más aleatoria posible.

La iniciativa surgió a raíz de las contribuciones hechas por el ICFO a los experimentos de Bell realizados en el 2015, experimentos que supusieron una atención y dedicación extraordinaria a la naturaleza de la aleatoriedad y su papel en experimentos de física.

Números aleatorios

El ICFO contribuyó a estos experimentos aportando un generador físico de números aleatorios que produce números aleatorios muy puros y a una velocidad muy rápida.

Estos experimentos fueron los que inspiraron la idea de realizar un experimento a gran escala controlado por seres humanos y utilizando las tecnologías de internet que disponemos hoy en día.

Según ha explicado el profesor del ICFO Morgan Mitchell, "la física esconde misterios muy profundos que sólo pueden estudiarse mediante preguntas impredecibles de la naturaleza. En términos generales, la idea recae en que si la naturaleza sabe lo que le vamos a preguntar, podría engañarnos con una respuesta preparada".

"Normalmente, los científicos no son tan paranoicos, pero algunas de las predicciones hechas por la física cuántica son tan extrañas -partículas diminutas que se hablan la una a la otra separadas por enormes distancias, objetos que se comportan de manera diferente cuando no los estamos mirando- lleva a pensar que la paranoia es completamente apropiada, incluso necesaria", ha señalado Mitchell.

Así, "los seres humanos toman decisiones independientes, las cuales son muy valiosas, y comprenden una forma única de hacer preguntas impredecibles, sin importar qué secretos la naturaleza nos podría estar escondiendo", ha añadido el investigador.

Carlos Abellán, estudiante de doctorado en el ICFO e instigador del proyecto, además de ser el diseñador de la plataforma que redirigirá los datos a cada laboratorio, considera que "lo más fascinante del BIG Bell Test es que las personas y los científicos juegan un papel de igual importancia para el éxito del experimento".

"Es una oportunidad única para acercar la investigación de frontera en física cuántica a la gente".

Durante ese día, los científicos pedirán a las 30.000 personas que participen en todo el mundo que contribuyan a través de un videojuego, creado específicamente para este proyecto, que se puede encontrar en el sitio web http://www.thebigbelltest.org (The BIG Bell Quest).

Todo aquel que se una a la iniciativa se enfrenta al reto de crear una secuencia de cero (0) y uno (1) los más impredecibles o aleatorios posible.

Estos bits se enviarán en tiempo real a los experimentos de física cuántica en todo el mundo, donde van a determinar las "preguntas" (es decir, las mediciones realizadas) de los objetos cuánticos, que incluyen átomos, fotones, y superconductores.

El objetivo principal de "The BIG Bell Test" es demostrar, por primera vez, que las decisiones humanas pueden contribuir a la ciencia fundamental, y, al mismo tiempo, llevar a cabo una serie de experimentos nunca antes realizados.

Fuente: Miércoles 05 de Octubre del 2016 - http://Elmundo.es/

¿Es realista el plan de Elon Musk para colonizar Marte?

La semana pasada, Elon Musk, el propietario de la compañía SpaceX, desveló las líneas maestras de su plan para colonizar Marte. Se trata de un plan extraordinariamente ambicioso que cubre un gran número de aspectos aunque, como es lógico, lo que más ha trascendido de él es el objetivo final de enviar un millón de colonizadores a bordo de naves con capacidad para cien personas cada una en lo que el mismo Musk denomina una gran "Mars colonial fleet", o "flota de colonización de Marte".

El desafío de enviar seres humanos a Marte es formidable. Hace ya algunos meses dediqué un par de artículos a explicarlo. El mismo Musk reconoce que llevar a cabo su plan precisa una reducción del coste en un factor de un cinco millones por ciento. Para ello, propone cuatro áreas de diseño cuyo desarrollo haría factible esa reducción del coste: reutilización total, transferencia de combustible en órbita, producción de propelente en Marte y elección del propelente adecuado.

En justicia, hay que decir que todos estos aspectos, a excepción del primero, ya fueron identificadas por la NASA en su plan para enviar una misión tripulada a Marte, no siendo considerado el primero porque, esencialmente, ningún plan de la NASA contempla 10.000 viajes de naves a ese planeta transportando 100 tripulantes en cada ocasión.

Por otra parte, la experiencia en reutilización con el Transbordador Espacial no se materializó en un aspecto tan beneficioso como se anticipó ya que tanto el vehículo como los propulsores reutilizables hubieron de ser sometidos a revisiones, pruebas y cambios antes de certificar que podían ser utilizados de nuevo de forma segura. Independientemente de si se cumplen todos los objetivos de Musk, el futuro dirá si el plan de reutilización que ha emprendido es realmente rentable cuando sea totalmente operativo. Esperemos que sí.

Nave interplanetaria para el transporte de 100 personas. Fuente: SpaceX.

Las cantidades de propelente necesarias para viajar a Marte son tan grandes que, efectivamente, se hace necesaria la transferencia al espacio de ese propelente por separado, algo que contempla el plan de la NASA y que también propone Musk. Se pueden pensar en varias aproximaciones distintas a este problema pero Musk propone que el propelente sea transferido directamente a la nave con la tripulación. En este sentido, como nota anecdótica, algo chocante en la presentación de Musk es el hecho de que su plan contemple el envío primero de la tripulación al espacio a lo que seguirán las cuatro o cinco naves de abastecimiento de propelente. Por motivos de seguridad, cabe pensar que sería adecuado desarrollar una arquitectura de forma que la tripulación fuera lo último en ser enviado al espacio.

El concepto de la NASA para ir a Marte es muy modular: contempla el envío de tres naves, dos de carga y una con la tripulación. Una de las naves de carga transporta a Marte el hábitat donde residiría la tripulación durante su estancia en la superficie. La otra nave de carga es el denominado 'vehículo de descenso y ascenso', o DAV, la nave a bordo de la que la tripulación abandonará Marte una vez acabada su estancia en el planeta. La idea es que el hábitat quede en órbita alrededor de Marte a la espera de la tripulación mientras que el DAV desciende a la superficie de forma autónoma.

Las dos naves de carga son enviadas con antelación a Marte y la tripulación iniciaría su viaje desde la Tierra en la siguiente oportunidad una vez ambas naves de carga hubieran llegado y se hubiera comprobado su correcto funcionamiento. El DAV habría tenido así tiempo de generar in situ el propelente para el ascenso, siendo el metano/oxígeno la opción por la que se inclina el concepto de la NASA. Una vez llegada la tripulación, y ya en órbita alrededor de Marte, los astronautas pasarían al hábitat y descenderían a bordo de esa nave a la superficie, donde aterrizarían a una corta distancia del DAV, mientras la nave de transferencia a la Tierra los esperaría en órbita alrededor de Marte.

En contraste con el plan modular de la NASA para el envío de una tripulación de seis astronautas, el plan de Musk contempla que cada envío de cien personas sea realizado por una única nave que aterrizaría toda ella en la superficie marciana. Al igual que ya propuso la NASA, esta nave también generaría in situ los propelentes metano/oxígeno, aunque en este caso sería para su regreso a la Tierra directamente desde la superficie de Marte.

Esta idea en el plan de Musk implica que ya existan hábitats en la superficie a los que sean transferidas las sucesivas tripulaciones que hagan su llegada a Marte. Sin embargo, el plan no hace mención de ningún tipo de infraestructura en ese planeta que permita el funcionamiento de la sociedad marciana. Este es un punto que creo que es muy criticable en su plan ya que un plan de colonización no solo puede hacer referencia a cómo serán enviados los colonizadores y atender al coste solo en función de ese aspecto. Un plan para colonizar un planeta con un millón de personas no puede restringirse a cómo enviarlos allí.

Por otra parte, también cabe preguntarse si una aproximación más modular podría aumentar la eficiencia en el concepto de Musk, acaso a cambio de un aumento en la complejidad. En este sentido, se puede pensar en varias opciones que merecerían ser investigadas. La idea aquí sería hacer un estudio que contrastara costes y beneficios, así como ventajas y riesgos, de unos conceptos frente a otros. Infortunadamente, el plan de Musk solo presenta la conclusión y no especifica la lógica o las razones, si las hay, que hayan derivado en esa conclusión.

Por citar tan solo un ejemplo, de optar por una aproximación más modular que resultara en la no necesidad de hacer descender las masivas naves de transferencia a la superficie de Marte, la propulsión de estas naves no habría de ser química necesariamente (usando una mezcla metano/oxígeno) ya que los propelentes no habrían de ser producidos en Marte, sino que podría ser nuclear-térmica, una opción también propuesta por la NASA y cuyo uso podría aumentar en gran medida la eficiencia de un plan de colonización como el de Musk en el que hablamos de cientos o miles de naves siendo transferidas entre los dos planetas.

En cualquier caso, a mi juicio, lo más atractivo del plan de Musk es el desarrollo del enorme cohete que propone, propulsado por 42 motores Raptor (aún en fase de prueba), que sería capaz de poner en órbita alrededor de la Tierra una carga de 550 toneladas, algo más de 400 toneladas más que el cohete lunar Saturno V, aún a día de hoy el cohete de mayor capacidad de la historia. Solo el desarrollo de un cohete semejante, además con la capacidad de ser reutilizado, constituiría un enorme avance a la hora de posibilitar una misión tripulada a Marte.

Comparación entre el cohete propuesto por Musk y el Saturno V (derecha). Fuente: SpaceX.

Según estima la NASA en su plan para enviar una tripulación de seis astronautas a Marte, sería necesario lanzar al espacio desde la Tierra un total de 850 toneladas en caso de que se utilice propulsión nuclear-térmica, o 1.250 toneladas en caso de utilizar propulsión química. Esto requeriría el lanzamiento de entre 7 y 11 cohetes como el que desarrolla la NASA en la actualidad, el SLS (Space Launch System), de prestaciones un tanto similares a las del Saturno V, y asumiendo que todos los elementos necesarios puedan ponerse en órbita con un lanzador así. El uso de un cohete como el propuesto por Musk reduciría el número de lanzamientos a dos o tres, aunque es posible que haya elementos que requieran ser lanzados por algún otro tipo de cohete. El mismo envió de la tripulación precisaría de un lanzamiento especifico a bordo de un cohete de menor capacidad, por ejemplo.

Elon Musk no explicó en qué consistiría el programa de desarrollo de los elementos y nuevas tecnologías necesarias en su plan ni cómo va a probarlos, así como tampoco explicó cómo sería la primera misión tripulada en su plan, ya que es de esperar que una primera misión a Marte no consista en enviar cien personas en una nave. Solo sabemos que el desarrollo de todo esto ha comienzado recientemente y que las naves de transferencia serán probadas entre el 2018 y el 2020, que el cohete lanzador será probado entre el 2019 y el 2021 y que las pruebas orbitales tendrán lugar entre el 2020 y el 2022. Todo esto lleva al punto en su plan que a mí me llama más poderosamente la atención: el del objetivo de iniciar los vuelos a Marte utilizando estos sistemas en apenas seis años, con un viaje tripulado que propone que tenga lugar en una década.

Los logros de SpaceX han sido hasta ahora francamente formidables pero, en principio, los planes de colonización de Elon Musk parecen excesivamente ambiciosos debido principalmente a los plazos que propone y toda vez que no se hace ninguna referencia a infraestructuras en Marte que permitan el funcionamiento de la sociedad colonizadora, lo que aumentará en gran medida el coste propuesto. Los recursos necesarios para llevar todo esto a cabo en los plazos planteados se antojan desorbitados.

En cualquier caso, las reflexiones acerca de la factibilidad del plan de Elon Musk tal vez sean realmente lo de menos. El propio Musk reconoce que su plan es complejo y muy difícil de poner en práctica. A mi juicio, lo que más podemos valorar es el hecho de que el mero intento, a distintos niveles, resultará muy posiblemente en nuevas tecnologías y selección de metodologías y conceptos que siempre supondrán, en cualquier caso, un avance de cara a hacer más eficiente la exploración humana del espacio.

Fuente: Miércoles 05 de Octubre del 2016 - http://Elmundo.es/

Las mejores astrofotografías del año

El astrónomo Rafael Bachiller nos descubre en esta serie los fenómenos más espectaculares del Cosmos. Temas de palpitante investigación, aventuras astronómicas y novedades científicas sobre el Universo analizadas en profundidad.

El Real Observatorio Astronómico de Greenwich acaba de otorgar los premios 2016 a los mejores fotógrafos astronómicos del año. Dos españoles (Jordi Delpeix y Dani Caxete) han sido galardonados en este prestigioso certamen de alcance mundial.

Homenaje al astrofotógrafo

La astronomía es una ciencia que incluye un esencial ingrediente estético. La belleza de los astros y de los paisajes en marco astronómico siempre ha sido motivo de inspiración para todo tipo de artistas, pintores, músicos, poetas,... y, por supuesto, fotógrafos.

Hoy queremos rendir aquí homenaje a los entusiastas y sufridos astrofotógrafos que suelen desarrollar su labor en noches frías de invierno, cuando los cielos alcanzan su máxima transparencia. Estos singulares creadores reúnen la fascinación por el universo con la sensibilidad artística y con una paciencia inagotable para lograr unas imágenes que ilustran la deslumbrante belleza del cosmos.

4.500 fotos

En la octava edición de los premios de astrofotografía del Observatorio de Greenwich competían 4500 fotos realizadas por fotógrafos procedentes de 80 países. Las fotos están distribuidas siguiendo las diferentes categorías temáticas consideradas por el jurado: el Sol, la Luna, galaxias, planetas-cometas-asteroides, gente y espacio, etc.

Los premios fueron entregados en una ceremonia el pasado día 17 de septiembre en Greenwich. Con todas las fotografías ganadoras se abrió una exposición en dicho observatorio que permanecerá en libre acceso hasta el 28 de junio del año próximo, y se publicará un libro ilustrado. Más información sobre la competición y las bases para el año próximo pueden consultarse aquí.

1 - Hombre en la Luna - Dani Caxete (España)

La silueta de un personaje sobre Peña Muñana, en Cadalso de los Vidrios, se recorta ante el disco gigante de la luna llena. Se crea así una imagen sobrecogedora que contrapone la pequeñez humana frente al cosmos.

2 - De Maurolycus to Meretus - Jordi Delpeix Borrell (España)

La ganadora en la categoría 'nuestra luna' es una detalladísima imagen de nuestro satélite que muestra una intrincada y compleja red de cráteres extendiéndose hasta el horizonte lunar. Hay cráteres de diferentes tamaños y edades que se superponen de manera de manera compleja para formar una escena muy evocadora.

3 - Perlas de Baily - Yu Jun (China)

La ganadora de la categoría 'el Sol', y primer premio global de la competición, es una peculiar composición del eclipse solar observado desde Indonesia el 9 de marzo de 2016, las imágenes superpuestas muestran de manera espectacular la formación de las 'perlas de Baily', unos puntos brillantes que aparecen en el eclipse, cuando la luz solar resplandece en los accidentes topográficos del perfil lunar.

4 - Luces urbanas - Wing Ka Ho (Hong Kong)

Bajo la intensa contaminación lumínica de Hong Kong tan solo son visibles algunas estrellas. Esta inspiradora imagen muestra que, aún en pésimas condiciones, todavía queda lugar para mirar al cielo. La larga exposición permite ver, en contraste con el enjambre humano, las trazas dejadas por las estrellas según gira la Tierra.

5 - Niebla binaria - Ainsley Bennett (Reino Unido)

La niebla en la isla de Wight aporta un encanto especial a esta imagen de la Luna y Venus, muy próximos entre sí el 9 de octubre de 2015. Los dos astros parecen transformados en grandes esferas deslumbrantes que destacan ante la suavidad del amanecer, cuando todavía es posible observar algunas estrellas.

6 - M94 y su halo - Nicolas Outters (Francia)

Aquí se muestra simultáneamente -lo que entraña una gran complejidad técnica- la majestuosidad de la galaxia espiral M94, su enorme y delicado halo estelar, y muchas otras galaxias menores, o mucho más distantes, en el fondo del campo de visión.

7 - Saturno sereno - Damian Peach (Reino Unido)

El 18 de marzo de 2016, el fotógrafo tomó desde Barbados esta exquisita imagen de Saturno, mientras el sistema de anillos se encontraba con la máxima inclinación posible respecto de la línea de mirada desde la Tierra. Esta configuración permite ver muchos de los maravillosos detalles del planeta gigante.

8 - Estrella arcoíris - Steve Brown (Reino Unido)

Sirio se conoce a veces como 'la estrella arcoíris' por la gama de colores con que se observa debido a su centelleo a bajas elevaciones. Esta serie de imágenes desenfocadas ilustran de manera espectacular este fenómeno, creando simultáneamente una representación estética próxima al arte pop.

9 - Aurora en el crepúsculo - György Soponyai (Hungría)

Después de la puesta del Sol, la montaña Adventtoppen en las islas Svalbard (Noruega) queda iluminada desde detrás, y el cielo permanece aún relativamente brillante. Pero aún así el fotógrafo consiguió capturar esta delicada aurora boreal creando una escena que parece pertenecer a un mundo exótico.

10 - Un hijo sabio hace feliz a su padre - Robin Stuart (Kenia)

Los masáis usan las estrellas para orientarse en sus expediciones nómadas por África oriental. Esta escena presidida por una imponente Vía Láctea contemplada por un padre con su hijo, ilustra cómo el conocimiento astronómico se viene pasando en este pueblo de generación en generación.

 

Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional) y académico de la Real Academia de Doctores de España.

Fuente: Miércoles 05 de Octubre del 2016 - http://Elmundo.es/

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