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Un sistema solar repleto de 'Tierras'



A 39 años luz de la Tierra, en la constelación de Acuario, hay una estrella enana, ultrafría y muy tenue llamada TRAPPIST-1. En nuestra galaxia hay millones y millones de estrellas de esta clase, denominadas enanas rojas o enanas M. Pero TRAPPIST-1 se ha convertido ya en una estrella muy especial a la que buena parte de los telescopios terrestres, sin duda, van a seguir apuntando. Y es que este astro es el corazón de un sistema solar repleto de planetas que parecen ser similares al nuestro.

Nada menos que siete mundos se han encontrado ya alrededor de esta estrella, todos ellos con tamaños parecidos al de la Tierra y ciertas características que, en principio, les permitirían tener agua líquida y, como consecuencia de ello, albergar algún tipo de vida. De estos siete planetas, tres son particularmente prometedores para ser considerados gemelos de la Tierra, pues están en la llamada zona habitable de su estrella y probablemente se trata de mundos rocosos. En nuestro sistema solar, la Tierra, Marte, Mercurio y Venus son los únicos planetas rocosos.

El extraordinario hallazgo ha sido anunciado este miércoles mediante la publicación simultánea del estudio en la revista Nature y en una rueda de prensa organizada por la NASA. Y es que nunca antes se había encontrado un sistema solar tan cercano con tantos planetas tan parecidos al nuestro. La búsqueda comenzó en los años 90, cuando se descubrieron los primeros planetas fuera de nuestro sistema solar (llamados exoplanetas o planetas extrasolares).

"Este descubrimiento podría ser una pieza significativa en el puzle que representa la búsqueda de entornos habitables, lugares que son propicios para la vida", ha declarado este miércoles Thomas Zurbuchen, uno de los responsables del Departamento de Misiones Científicas de la NASA, en Washington. Y es que según ha señalado Zurbuchen, "responder a la pregunta '¿estamos solos?' es una prioridad científica y encontrar tantos planetas como estos por primera vez en la zona habitable [de su estrella] es un paso extraordinario para conseguir ese objetivo".

 

 

Según detalla el equipo que firma el descubrimiento, liderado por Michaël Gillon, los planetas de este sistema solar han sido denominados TRAPPIST-1b, c, d, e, f, g y h, en orden creciente de distancia de su estrella.

El sistema de TRAPPIST-1 no ha sido descubierto ahora. En mayo de 2016 se anunció el hallazgo de tres planetas orbitando esta enana roja, cuya descripción se publicó también en la misma revista (los primeros fueron TRAPPIST-1 b, c y d). Las nuevas observaciones realizadas para investigar mejor esos mundos han permitido detectar otros cuatro planetas.

¿Un análogo del Sistema Solar?

"Estamos ante una noticia muy importante porque parece un análogo del Sistema Solar, tres planetas rocosos cerca de la zona de habitabilidad de la estrella y probablemente planetas gigantes a mayor distancia, como en nuestro sistema solar. Y es, sin duda, el sistema planetario de este tipo más cercano a la Tierra", explica a este diario Bruno Merin, científico de la Agencia Espacial Europea (ESA), sin vinculación con este estudio.

"Se trata de un sistema planetario sorprendente, no sólo porque hayamos encontrado tantos planetas, sino porque son todos asombrosamente similares en tamaño a la Tierra", afirma Michaël Gillon, investigador del Instituto STAR en la Universidad de Lieja (Bélgica) y autor principal, en declaraciones recogidas por el Observatorio Europeo Austral (ESO), uno de los centros involucrados en el estudio, pues en la detección se utilizó su Very Large Telescope (VLT), en Paranal (Chile).

"El otro exoplaneta aún más cercano y posiblemente en la zona de habitabilidad es el que orbita la estrella Próxima Centauri, que está a tan sólo 4,2 años luz (comparada con los 39 años luz de ésta), pero sólo se conoce un planeta muy cerca de la estrella, no un sistema completo como éste", subraya Merin, que trabaja en el Centro de Astronomía Espacial (ESAC) de la ESA, en Villafranca del Castillo (Madrid).

 

 

Entusiasmo y cautela

El descubrimiento ha sido acogido por la comunidad científica con una mezcla de entusiasmo y de cautela. Y es que, como señala en conversación telefónica el astrofísico Pedro J. Amado, "aunque se trata de un hallazgo muy interesante, de momento sólo sabemos el radio de estos planetas, es decir, su tamaño, y una estimación de su masa, pero todavía no conocemos características muy importantes, como si tienen atmósfera o campo magnético. La masa no la sabemos, por lo que podrían ser de tipo rocoso o bien de tipo oceánico. En principio, los siete son mundos templados, ni demasiado fríos ni demasiado calientes, y podrían albergar agua líquida", señala Amado, uno de los descubridores del planeta Próxima b.

Los siete planetas descritos en este estudio han sido descubiertos mediante una técnica denominada de tránsito. "Se detectan mirando a la estrella y viendo las disminuciones de luz cuando los planetas pasan por delante. Es decir, cada planeta causa un pequeño eclipse en su estrella", señala Amado, responsable del grupo de estrellas de baja masa, exoplanetas e instrumentación del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).

Precisamente Amado está estudiando la estrella TRAPPIST-1 con el instrumento CARMENES, un proyecto conjunto de España y Alemania en el Observatorio de Calar Alto, en Almería. Este buscador de planetas utiliza otra técnica, denominada de velocidad radial, que emplea espectroscopía de alta resolución y que les permitirá determinar la masa de estos planetas. Comenzaron a escrutar este astro cuando se encontraron los tres primeros planetas. "Como son estrellas tan frías, emiten en el infrarrojo y nosotros tenemos el único instrumento de infrarrojo para observarla", asegura.

Se trata de dos técnicas de detección de planetas extrasolares complementarias. "La del tránsito te da el radio, el tamaño del planeta, mientras que la de velocidad radial te puede dar la masa. Y si tienes la masa y el radio, puedes determinar su densidad y su composición", relata.

 

 

Las enanas rojas, dice Amado, son "muy abundantes. Representan en torno al 70 o 75% de estrellas de nuestra galaxia. Podríamos decir que tres de cada cuatro astros lo son". Debido a que son muy débiles y muy pequeñas, no se ven fácilmente. Comparada con nuestro sol, TRAPPIST-1 tiene sólo el 11% de su diámetro, el 8% de su masa y su color es mucho más rojo.

En el descubrimiento de este sistema solar también han estado involucrados el telescopio TRAPPIST-Sur, instalado en el Observatorio La Silla (Chile), y el telescopio espacial Spitzer de la NASA. "Se trata del resultado más emocionante que he visto en los 14 años de operaciones del Spitzer", señala Sean Carey, jefe del Centro de Control de este telescopio en el Instituto Caltech de la NASA que, en otoño de 2016, observó a esta estrella durante 500 horas seguidas.

Según señala Amado, podremos saber mucho más de estos mundos con el telescopio espacial James Webb. Este potente instrumento, cuyo lanzamiento (tras varios retrasos) está previsto para finales de 2018, tendrá mucha más sensibilidad y podrá detectar las huellas químicas que revelan la presencia de agua, metano, oxígeno, ozono y otros componentes de la atmósfera de un planeta. Asimismo, según ha explicado la NASA, el James Webb permitirá analizar las temperaturas de los planetas y la presión que hay en su superficie, factores que ayudarán a determinar si son mundos habitables.

De momento, son numerosas tanto las preguntas como las hipótesis sobre estos siete mundos. Del mismo modo que desde la Tierra siempre vemos la misma cara de la Luna, los científicos creen que estos planetas siempre muestran a su estrella el mismo lado, lo que significaría que en una zona siempre es de día o de noche. También supondría que su meteorología sería muy diferente a la de la Tierra, quizás con vientos muy fuertes y cambios de temperaturas extremas.

"Definitivamente, la vida es posible en estos mundos, aunque podría ser muy diferente debido a que probablemente hay niveles muy altos de radiación ultravioleta en sus superficies", ha declarado Lisa Kaltenegger, directora del Instituto Carl Sagan de la Universidad de Cornell.

Mundos por descubrir

"Es fantástico que haya tantos planetas en un solo sistema. Dado lo difícil que es encontrar un sistema tan cercano al Sol con tantos planetas, eso probablemente implica que estrellas de baja masa (Próxima Centauri está en ese grupo), tengan muchos planetas rocosos", apunta por su parte Guillem Anglada-Escudé, astrofísico en la Universidad Queen Mary de Londres y líder del equipo que descubrió el planeta Próxima b, el más cercano a la Tierra.

Según explica a EL MUNDO a través de un correo electrónico, siguen investigando Próxima b, un mundo potencialmente habitable que, debido a su relativa proximidad, podría ser en el futuro el objetivo de la misión de exploración no tripulada que propone el astrofísico británico Stephen Hawking. Sin embargo, con las tecnologías de propulsión actual, para recorrer los aproximadamente 4 años luz que nos separan de él serían necesarios unos 30.000 años. Hawking y el resto de los padres del proyecto Breakthrough Starshot confían en que en unas décadas se podría acortar ese viaje hasta los 30 años si se enviaran minúsculas naves, del tamaño de un chip de ordenador, a una velocidad de 60.000 kilómetros por segundo. Tecnología que todavía no está desarrollada.

"Estamos haciendo algunas medidas complementarias de Próxima b, pero volvemos a la carga en verano con una campaña de 100 noches seguidas. Sospechábamos que [la estrella] Próxima [Centauri] podía tener más planetas, y también vamos a empezar a hacer otras dos estrellas muy cercanas. Una de ellas, bastante conocida, es la Estrella de Barnard, está a 5,9 años luz, y es la siguiente estrella más allá de Alfa Centauri", explica el investigador español, elegido por la revista Nature como uno de los 10 mejores científicos del año.

El resultado de TRAPPIST-1, dice Anglada-Escudé, "no sólo confirma la sospecha, sino que hace bastante probable que encontremos alguno o algunos planetas más". El objetivo, añade, "es ir haciendo todas las estrellas del entorno solar inmediato".


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Jueves 23 de Febrero del 2017

UPS prueba dron para entregar paquetes en EE. UU.

Desde el techo de uno de sus camiones, el servicio de entregas realizó la primera prueba de esta innovación.

El pasado lunes, en Tampa, Florida (EE. UU.), la empresa de mensajería UPS finalizó con éxito las pruebas de lo que espera podría ser un servicio de drones para entregas residenciales.

La prueba, realizada en asocio con Workhorse Group, consistió en lanzar desde el techo de un carro de entregas un dron que llevaba un paquete a una vivienda del área rural. Tras su misión, el aparato debía volver al vehículo, mientras el conductor entregaba un paquete diferente en otra vivienda.

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La empresa ha sido enfática en decir que el dron no busca sustituir las funciones de los conductores de sus camiones. Agregó: “Lo que resulta emocionante es el potencial que tienen los drones de ayudar a los conductores en distintos puntos de las rutas, para ahorrarles tiempo y cumplir con las necesidades de atención al cliente que surgen debido al crecimiento del comercio en internet”.

 

El dron es un octocóptero (una aeronave con ocho rotores) de alta eficiencia, integrado a camiones de entregas eléctricos o híbridos. Su batería le da un tiempo de vuelo de 30 minutos y puede transportar un paquete de hasta 4 kilos y medio.

En la parte de debajo del vehículo aéreo hay una especie de jaula que encaja con una abertura en la parte superior del vehículo. El conductor pone un paquete en la jaula y presiona el comando en una pantalla táctil, indicando al dron la dirección predeterminada.

A diferencia de todas las pruebas realizadas anteriormente, la prueba más reciente de UPS con los drones demuestra cómo éstos podrían ayudar a realizar entregas residenciales que no demanden mucha urgencia como parte de las tareas cotidianas.

Por ahora, se estima que este servicio sea usado exclusivamente en áreas rurales. La compañía estima que si los drones le permiten reducir en apenas una milla la distancia que manejan sus conductores cada día, esto podría representar ahorros del orden de los 50 millones de dólares al año.

 

http://www.ELTIEMPO.com
Jueves 23 de Febrero del 2017

Dubái anuncia un dron capaz de transportar personas

Dotado de motores eléctricos, el aparato, es capaz de transportar a una persona.
Fuente: eltiempo.com
Viernes 10 de febrero del 2017

 

Orión, la futura nave de exploración espacial

Desde que el Apolo 17 levara anclas de nuestro satélite en 1972, el ser humano no ha vuelto a adentrarse en el espacio más allá de una región a la que llamamos LEO (Low Earth Orbit), la región de las órbitas bajas alrededor de la Tierra, de unos pocos cientos de kilómetros de altitud, a la que volaba el Transbordador Espacial o en la que se encuentra orbitando la Estación Espacial Internacional.

En la actualidad, la NASA está trabajando en el desarrollo de los elementos que serán necesarios en su día para poder enviar seres humanos más allá de las órbitas bajas de la Tierra y en un futuro a Marte. Dos de esos elementos son la nave Orión y el cohete SLS (Space Launch System) que, si todo va bien, harán su primer vuelo de prueba conjunto a finales del 2018 en una misión denominada EM-1 (Exploration Mission 1).

Orión ya realizó un primer vuelo de prueba no tripulado en diciembre de 2014 denominado EFT-1 (Exploration Flight Test 1), pero en aquella ocasión el lanzador no fue un SLS, sino un Delta IV Heavy. El EFT-1 fue un vuelo de corta duración, de 4 horas y media durante las que la nave voló en órbita alrededor de la Tierra en unas condiciones que condujeron a que realizara una reentrada de alta energía en la atmósfera. La EFT-1 fue una necesaria misión de prueba de gran éxito pero cuyo alcance fue mucho más limitado del que tendrá la próxima EM-1, mucho más ambiciosa.

La misión EM-1 no será tripulada (aunque en la actualidad se está estudiando la posibilidad para que lo pudiera ser) pero posee características bastante ambiciosas ya que tendrá a la Luna por destino; no para alunizar ya que no se dispone de un módulo de descenso a la Luna, pero sí para realizar una serie de maniobras y probar varios sistemas en el entorno del satélite a lo largo de un vuelo cuya duración será de varias semanas. Tal y como se plantea el programa Orión en la actualidad, se pretende, además, que EM-1 sea el único vuelo de prueba antes de la primera misión tripulada a bordo del sistema SLS-Orión, una misión denominada EM-2 y proyectada, en principio, para que tenga lugar pocos años después de EM-1.

Representación artística de la cápsula Orión unida al módulo de servicio. Fuente: NASA.

La nave Orión se asemeja en su forma a las cápsulas Apolo pero estará dotada de sistemas más modernos y será también de mayor tamaño, de forma que podrá albergar una tripulación de entre cuatro y seis tripulantes dependiendo del tipo de misión. En la arquitectura global del programa Orión, a esta nave también se la conoce como módulo de la tripulación (CM, Crew Module), y estará unida hasta momentos antes de la reentrada en la atmósfera de la Tierra a un módulo cilíndrico llamado módulo de servicio(SM, Service Module), el cual está siendo desarrollado principalmente por la Agencia Espacial Europea.

El módulo de servicio no es habitable pero contiene los sistemas de sustentación de vida que proveen de agua, aire y electricidad a la tripulación alojada en el CM además de los sistemas de propulsión necesarios para realizar diversas maniobras en el espacio. Al igual que sucedía en el programa Apolo, el CM y el SM también permanecerán unidos en el programa Orión durante todo el vuelo hasta momentos antes de que el CM afronte la reentrada en la atmósfera al final de la misión.

Representación artística del cohete SLS Block 1. Fuente: NASA/MSFC.

El SLS, por otra parte, será una familia de lanzadores con capacidad para enviar tripulación o cargamento en misiones de exploración más allá de las órbitas bajas de la Tierra y que serán comparables en capacidad a los poderosos cohetes Saturno V que posibilitaron la exploración humana de la Luna hace ya casi medio siglo.

El primer cohete SLS se corresponderá con la versión llamada SLS Block 1. Con casi 100 metros de altura y capaz de colocar 70 toneladas en órbita alrededor de la Tierra, el SLS Block 1 será el tipo de cohete empleado en la misión EM-1. Una futura versión de este cohete, llamada SLS Block 1B Crew (Tripulación) será el empleado en la misión tripulada EM-2. El SLS Block 1B Crew tendrá una altura de 111 metros y una capacidad para colocar 105 toneladas en órbita alrededor de la Tierra. Por otra parte, una futura versión para transportar cargamento al espacio y poder así ensamblar los elementos necesarios para una futura misión a Marte será el SLS Block 2, el cual será capaz de colocar hasta 130 toneladas en órbita alrededor de la Tierra.

Trabajo desde hace algún tiempo en el desarrollo de la nave Orión y en su misión proyectada en la actualidad, la EM-1, en concreto en el sistema de Guiado, Navegación y Control para la parte espacial (no atmosférica) y también en el segmento de operaciones de vuelo. A lo largo de todo este tiempo hasta que tenga lugar la EM-1, hablaré con cierta frecuencia sobre esta misión, sobre los hitos que se vayan cumpliendo en su preparación, y sobre Orión y el SLS. En esta ocasión, he querido hablar a modo introductorio sobre estos dos últimos elementos antes de pasar a describir su primera misión conjunta, la EM-1, en un próximo artículo.


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Jueves 23 de Febrero del 2017

"El uso del móvil tendrá efectos en nuestras conexiones neuronales"

No se sorprenda si en algún momento el Nobel de Medicina va a parar a Reinhard Jahn. Sus investigaciones en el campo de la neurociencia molecular ya le han valido a este neurocientífico y bioquímico alemán de 61 años un reconocimiento en la última edición de los Premios Balzan, considerados como la antesala de los galardones de la academia sueca y, de hecho, mejor dotados económicamente que éstos.

Jahn y su equipo han llevado a cabo estudios pioneros que les han permitido determinar el papel fundamental que una proteína juega en la comunicación entre las neuronas, en que se produzca la chispa eléctrica a través de la cual las células del sistema nervioso se transfieren datos. Si por ejemplo usted en este momento levanta los ojos de este artículo y mira a su alrededor, si es capaz de percibir su entorno, es gracias a las interconexiones entre sus neuronas, lo que se llama sinapsis. Y para que se produzcan esas interconexiones, para que haya sinapsis, son necesarias las proteínas identificadas por Jahn.

 

¿Son todavía muchas las cosas sobre nuestro cerebro que desconocemos?
Sí, muchísimas. Creo que sólo hemos rascado la superficie. Cómo se codifica y cómo se procesa la información en el cerebro es algo de lo que por ahora aún sabemos poquísimo. Y eso que hemos conseguido revelar muchos de los secretos del cerebro... Ahora sabemos por ejemplo qué zona del cerebro, qué grupo de conexiones, controla determinados comportamientos. Si entramos en un cerebro y silenciamos ciertas neuronas, sabemos qué consecuencias va a tener eso a nivel de comportamiento. Pero se trata de un conocimiento descriptivo, no sabemos por qué las cosas funcionan como lo hacen.
¿Y cree que algún día conoceremos todos los detalles de nuestros cerebros?
No, nunca. Sobre todo porque los hombres siempre nos haremos nuevas preguntas, siempre querremos saber más detalles, conocer más cosas. ¿Qué significa conocer todo? Depende del nivel de conocimiento del que hablemos. Y cuando se supera un nivel siempre aparece otro nuevo. Es como los videojuegos.
¿Y cuál es en su opinión la principal pregunta sobre nuestro cerebro a la que aún no hemos sabido dar respuesta?
Todavía no entendemos cómo la información es codificada en nuestros cerebros. Piense en su abuela o en su hijo, visualice su rostros. ¿Cómo almacena esa información su cerebro, como se archivan los recuerdos? No lo sabemos. No sabemos cómo conectamos unas cosas con otras. No sabemos por qué sabemos que esto en una silla, que aquello es un coche, que lo que cuelga en este momento encima de nuestras cabezas es una lámpara.
¿Las nuevas tecnologías están cambiando de alguna manera nuestra manera de realizar conexiones neuronales?
Bueno... Lo que sabemos es que si uno lleva a cabo un comportamiento de manera repetitiva eso deja una impronta en el cerebro. Así que sí, el uso de las nuevas tecnologías tendrá efectos en nuestros cerebros. Pero puede que sea algo positivo. Mire usted por ejemplo lo que sucede cuando se aprende a tocar un instrumento musical o a escribir a máquina: la persona desarrolla zonas del cerebro que antes no utilizaba, realiza nuevas conexiones neuronales que antes no hacía. Utilizar estos cacharros, los teléfonos móviles, tendrá de alguna manera efectos en nuestro cerebro. No sé si serán efectos positivos o negativos. Pero lo que sé es que estamos hechos como estamos hechos, y que ante un comportamiento repetitivo nuestro cerebro aprende y se activa para adaptarse a él, a fin de ser más efectivo ante ese comportamiento y poder encararlo de manera más simplificada.
Y esos cambios en el cerebro fruto de las nuevas tecnologías ¿serán permanentes, serán cambios a nivel biológico?
Serán cambios que se podrán ver: habrá más conexiones neuronales y esas conexiones tal vez sean más fuertes... Pero eso no significa que las nuevas tecnologías vayan a producir cambios en nuestra anatomía cerebral.
Me refería a si los niños del futuro nacerán con un cerebro ya adaptado a las nuevas tecnologías, a los teléfonos inteligentes...
No. Eso serían cambios biogenéticos, y no es a ese nivel al que se producen los cambios por un comportamiento repetitivo. Lo que esos cambios generan, como ya le he dicho, son nuevas conexiones neuronales. Por desgracia no podemos heredar el conocimiento, sólo algunas habilidades.
Y si el uso de las nuevas tecnologías activa nuevas partes de nuestro cerebro, genera nuevas conexiones neuronales... ¿sucede también lo contrario, qué hay conexiones que se desactivan a causa precisamente del uso de las nuevas tecnologías?
Probablemente. En el cerebro todo está interconectado, si haces algo en una parte del cerebro eso afecta a otras partes. El que se activen nuevas conexiones neuronales puede tener consecuencias en otras conexiones. Pero cuáles serán esas consecuencias es algo que no sé responderle.
Cuando una persona está concentrada, ¿cuántas conexiones neuronales, cuántas sinapsis se producen?
No lo sé exactamente. Muchísimas. Varios puñados de millones. Piense que el número de sinapsis de una neurona es de 10 elevado a la 14 potencia, es decir, un 10 seguido de 14 ceros... Y piense que tenemos miles de millones de neuronas. Es algo increíble.
Pero habrá límites, ¿no?
Sí, hay límites. Límites de tiempo. La señal que se transmite de una neurona a otra va con un minúsculo retraso, y no es posible hacer que vaya más rápida. En nuestro sistema esa señal nos impone límites de tiempo, límites de velocidad. En cada sinapsis transcurre una milésima de segundo antes de que la señal se transmita. Suena muy rápido, ¿verdad? Pero si en total se realizan un centenar de transmisiones ese retraso acumulado ya es de una décima de segundo. Por eso nunca podremos ser como las máquinas tragaperras. Cuando uno va a un casino y quiere detener una de esas máquinas con todas las frutas iguales para ganar el premio gordo es imposible. No somos tan rápidos como ella.
Sin el complejo proteico que usted ha identificado las células de nuestro cerebro no se podrían comunicar entre ellas?
Eso es. Trataré de explicárselo... Las transmisiones sinápticas son el mecanismo principal utilizado por las neuronas de nuestro cerebro para comunicarse entre ellas. Cuando un impulso nervioso llega a una terminación nerviosa, se libera una sustancia química que provoca la fusión de unas pequeñas vesículas con la membrana celular. Esas vesículas contienen esa sustancia, que es liberada en el estrechísimo espacio entre las neuronas transmisoras y las receptoras. Nosotros hemos investigado los detalles moleculares y hemos contribuido a identificar la proteína de las vesículas sinápticas, la sustancia responsable de que tenga lugar ese proceso.
¿Y su descubrimiento tiene alguna aplicación práctica? ¿Es posible, por poner un ejemplo, reactivar a través de esa proteína las conexiones neuronales de una persona anciana a la que le funcionen mal?
Bueno, todavía queda un largo camino que recorrer para entender los mecanismos por los que un cerebro deja de funcionar correctamente y para desarrollar las consecuentes curas. Y si le soy sincero mis investigaciones se mueven más por la curiosidad que por los aspectos prácticos, lo que las impulsa es el deseo de saber cómo funciona un mecanismo, por qué unas estructuras hacen lo que hacen y se comportan como se comportan.
¿Y a dónde le lleva ahora la curiosidad?
Primero hemos identificado las proteínas responsables de ese mecanismo. Y ahora lo que queremos saber es cómo consiguen hacer lo que hacen, cómo esa sustancia entra en la vesícula, cómo es reconocida por el transmisor y el receptor... Si pudiéramos usar un microscopio para averiguarlo sería relativamente fácil, pero el problema es que no podemos. Tenemos que emplear métodos indirectos para realizar nuestros estudios y tratar de entender lo que ocurre.
Martes, 14 de febrero de 2017
Fuente: elmundo.es

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