Muchos amantes de la tecnología invierten miles de pesos en el ‘smartphone’ más reciente, pero siguen tomando el mismo tipo de fotos que cuando tuvieron su primera cámara. Para ampliar sus opciones, preparamos un manual de recomendaciones en las palabras de algunos de los mejores reporteros gráficos de esta casa editorial.
El editor de Fotografía de EL TIEMPO, Jaime García, dice: “Lo primero es dedicar un tiempo a conocer en detalle las posibilidades de la cámara del teléfono. Los ‘smartphones’ brindan gran movilidad, portabilidad, poco peso y muchas posibilidades creativas, y hay que explorarlas”. Esas posibilidades las resalta Juan Diego Cano, para quien “la masificación de celulares con excelentes cámara permite captar mundos extraños, donde la realidad parece ficción”.
Para Mauricio Moreno, es clave pensar más allá de lo que está en primer plano: “Entre más limpio sea el fondo, más limpia será la imagen y cuando la gente la vea se concentrará en el objetivo”. También agrega: “No tema acercarse. Acérquese mucho. Entre más cerca esté de su objetivo, las fotos reflejarán con mayor claridad lo que se quiere comunicar”.
Por su parte, Diego Santacruz apunta: “Los ángulos convencionales son para gente convencional. Hay que buscar permanentemente nuevas formas de ver las cosas, disfrutar el momento de tomar la foto y tirarse al suelo o treparse al techo. Un ángulo nuevo siempre se verá bien”.
Pero probablemente todos coincidan en la recomendación de Carlos Ortega: “Experimente, diviértase, saque un tiempo para leer el manual de la gran herramienta que compró y tome muchas opciones. No olvide que ya no se le va a terminar el rollo y que el maravilloso mundo de la fotografía ahora está siempre al alcance de su mano”.
Ing. Félix Pinto R.
Ingeniero Topográfico
Vocal S.C.I.
f@felixpinto.com
Es enero 21 de 2021 y recuerdo aún una de las ventas más discutidas en el país como fue la de ISAGEN, hace ya un lustro. Santander, mi departamento, se dijo que iría a ser uno de los más perjudicados con la enajenación de este enorme activo, pues se involucraba, dentro los bienes transferidos con la generadora y comercializadora a la canadiense Brookfield, dos baluartes de la infraestructura de producción de energía regional que eran Termocentro e Hidrosogamoso, las cuales en ese momento significaban un 37% de la capacidad de generación total con que contaba esa empresa nacional que se enajenaba a intereses trasnacionales.