Ingeniería Mundial
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XII CONGRESO/ Presentaciones - Memorias

Descargue aquí las presentaciones del evento gremial más importante del país.  
 
 
 
 
 

  

 
 
 

Los derechos de los ingenieros

El 24 de septiembre la Vicepresidencia anunció la creación de “una comisión especial para desarrollar una Política Pública” que impulse a las pequeñas y medianas empresas esto es, a la ingeniería del país, pues las pymes son más del 90 % de las empresas de ingeniería de Colombia, amén de muchos ingenieros que tratan de "arañar contraticos" luchando contra la corrupción y la politiquería.

Nuestra institución centenaria considera necesario recomendar a la comisión la angustiosa realidad que viven los ingenieros colombianos. Aunque remitimos hace varios meses una comunicación al señor presidente Santos, suscrita por todas las sociedades regionales, en la cual, en forma apretada pero completa, entregamos nuestra visión para que una política pública efectivamente promueva la ingeniería nacional.

Para ello se requiere la voluntad de los altos funcionarios del Gobierno Nacional que, hasta la fecha, han dado muestras de interesarles poco la suerte de miles de profesionales de la ingeniería y por ello no quieren abandonar la situación de confort a costa de impedir que la mediana y pequeña ingeniería pueda ser protagonista en los proyectos de inversión.

No resultan aceptables las evasivas respuestas de agencias del Estado, antes financiadoras de proyectos, hoy contratantes de primera línea con regímenes especiales, que antepongan sus reglamentos internos y con base en ellos que exigen cupos de crédito para la participación en licitaciones, contraviniendo la esencia de los contratos de obra en los cuales el 100 % de la financiación está a cargo del contratante que, antes de convocar a licitar, debe contar, tal como lo exige la ley, con los recursos requeridos para la ejecución del proyecto. Tampoco puede transigir la ingeniería colombiana, consultoría o construcción, ante propuestas en contravía a la posibilidad de otorgar anticipos hasta un 50 %, como lo permite la Ley de Contratación, con el argumento absurdo de que el anticipo es fuente de corrupción y por ello debe eliminarse o reducirse a su mínima expresión y de paso sacar de la contratación, esto es, de la posibilidad de trabajar, a aquellos que no cuenten con “músculo financiero”.

No se puede aceptar que sean los anticipos los que corrompen la contratación, porque eso no es cierto, es lo contrario; el anticipo es el recurso que más protección y control tiene en el desarrollo de la obra. Pero si fuese el caso que es fuente de corrupción, lo que se requiere es redoblar los controles pues con esa teoría también habría que acabar las elecciones que son las que corrompen la contratación y ello no es ni siquiera pensable.

Pero no es sólo con los requerimientos financieros que se le hace “matoneo” a la pequeña y mediana ingeniería; lLa “moda” adoptada por algunos contratantes de “empaquetar o agrupar” obras para facilitar la evaluación de ofertas y el control de proyectos, exige condiciones particulares de experiencia que no alcanzan la pequeña y mediana ingeniería pues, si bien han realizado proyectos individuales de características similares, cuando les requieren su experiencia, por efectos del “paquete”, multiplicada por cinco o diez veces, deben declinar su posibilidad de participar y esperar, eventualmente, a ser subcontratistas a un precio mucho menor de quien tiene la experiencia documentada y resultó ganador del concurso o licitación.

Estamos entonces ante una segunda exclusión por vía de la experiencia que se suma a la de la desaparición o reducción de anticipos a la que tiene derecho todos los contratistas, lo que implica la demostración de “músculo financiero”.

Además, un error conceptual en la aprobación de una ley estatutaria podría tener como desenlace que la capacidad técnica, financiera y operativa quedaran relegadas al momento de escoger la mejor propuesta, y el mayor puntaje resultará entregándose a quien mayor número o mayor porcentaje de personas en condición de discapacidad tenga en su nómina, en una actividad profesional como la nuestra, que está clasificada de alto riesgo. Poco han valido los argumentos presentados por la ingeniería que jamás se opondrá a la inclusión de las personas en condición de discapacidad, pero no podrá admitir que la vinculación de estas resulte siendo definitoria en los procesos de selección, entre otras cosas, porque el número de personas y su formación o condición, son características del proponente y por ello deben ser tenidas en cuenta a través de un compromiso que deben asumir con antelación los participantes de la contratación a vincular personas en condición de discapacidad que puedan ejercer funciones propias del objeto del contrato o estén preparados, y no ser objeto de evaluación de la propuesta que es a la que se le otorga puntaje.

No olvidar tampoco la pulcritud y transparencia en los procesos de selección, aspectos que en gran medida dependen de quien contrata. La afirmación la evidencian las cifras de la gestión contractual del año 2014, en el estudio realizado por la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI). Mientras en Manizales se presentaban, en promedio, más de 70 oferentes por licitación, en Bucaramanga y en la gran mayoría de los municipios del país, el promedio no llega a 2. ¿Cuál es el secreto? Lo hemos dicho en múltiples ocasiones: son los pliegos, es fundamental que la no aplicación de las Circulares de la Agencia Nacional de Contratación sea sancionada ejemplarmente para que no siga siendo “burlada” y permita ir dejando por fuera del mercado y de posibilidades de participación al grueso de la ingeniería de las regiones que han perdido la confianza en los procedimientos contractuales.

La SCI deja expresas y hace públicas estas consideraciones para el estudio y escrutinio de la comisión especial que según los anuncios en los próximos días lanzará la política pública para la pequeña y mediana ingeniería.

Presidente Sociedad Colombiana de Ingenieros.

  • Diana María Espinosa | Elespectador.com

2015, el año de Plutón / Opinión

La sonda 'New Horizons' llegará a Plutón el 14 de julio para mapear la superficie y la variación de temperatura del planeta enano.

En 1930, el astrónomo estadounidense Clyde Tombaugh lo descubrió y Venetia Burney, una niña inglesa de 11 años, sugirió su nombre: Plutón. (Lea también: A menos de 100 días de un encuentro con Plutón)

El próximo 14 de julio, por primera vez, una misión espacial –Nuevos Horizontes de la Nasa– mirará de cerca a este planeta enano, en los confines de nuestro Sistema Solar. Observaciones realizadas por telescopios tanto en tierra (Géminis Norte, VLT) como espaciales (Hubble) han permitido establecer que la composición de este cuerpo celeste es 30 por ciento hielo de diferente composición y 70 por ciento sílice.

Esta es la primera imagen a color de Plutón y su luna Caronte. Foto: Nasa

Los principales objetivos de Nuevos Horizontes serán entonces mapear la superficie y la variación de temperatura de Plutón y una de sus lunas, Caronte; caracterizar sus respectivas composiciones; buscar nuevas lunas o anillos alrededor del planeta enano y buscar evidencia de posibles océanos en estos dos cuerpos.

Una de las preguntas más relevantes entre los científicos es si Plutón y Caronte son geológicamente activos. Hemos visto, en imágenes hasta ahora obtenidas por Nuevos Horizontes, la presencia de regiones de alto albedo y bajo albedo (luz solar reflejada por la superficie).

Recientes resultados obtenidos por esta misión evidencian también la presencia de metano congelado en la superficie del planeta enano, corroborando los resultados obtenidos en 1976 por observaciones hechas en tierra.

La pregunta de qué encontrará Nuevos Horizontes en Plutón y Caronte sigue por ahora abierta y será contestada más temprano que tarde, cuando el próximo 14 de julio la sonda haga su sobrevuelo más cercano. Sin importar qué sea, con certeza, se tratará de algo sorprendente.

La Nasa transmitirá en vivo a través de este sitio web: https://informal.jpl.nasa.gov/museum/

DAVID TOVAR R.*
Para EL TIEMPO 
*Candidato M.Sc. Geología Planetaria, Universidad de Minnesota. Codirector del Grupo de Ciencias Planetarias y Astrobiología - TITAN, Universidad Nacional de Colombia.

El colombiano que creó un software para la Nasa

César Ocampo apoya el diseño de un viaje a Marte en el 2035 que no ha sido aprobado por la Nasa. Es el decano de la Escuela de Ciencias Exactas e Ingeniería de la Sergio Arboleda en Bogotá.

¿Cómo es que un colombiano termina creando un ‘software’ que usa hoy la Nasa para planear sus misiones?

Soy un ingeniero aeroespacial nacido en Armenia, Colombia. Cuando tenía 2 años, mi familia emigró a Nueva York. Mi papá era chofer de bus y camión y mi madre se dedicaba al servicio doméstico. Me eduqué en Estados Unidos. Desde pequeño vivía fascinado por el espacio, los cohetes y los satélites.

 
 

Le quedaron gustando sus experiencias espaciales de niño, en maquinitas tragamonedas, jugando al ‘Lunar Lander’...

Jugaba mucho maquinitas, pero también me marcó ver por TV la última fase de la misión del Apolo XVII, que llevó humanos a la Luna en diciembre de 1972.

¿Fue difícil, como miembro de una familia de inmigrantes, llegar a la universidad a cumplir con un sueño que tenía desde niño?

Agradezco a un sistema educativo que premia el mérito y no el apellido ni el estrato social. A la universidad llegué con becas del Gobierno norteamericano. Hice primaria en Nueva York, terminé la secundaria en Miami y en la Universidad de Michigan inicié Ingeniería Aeroespacial, y la terminé en la Universidad de Kansas. (Lea también: ¿Cuándo llegarán las misiones tripuladas a Marte?)

Me gané una beca del Departamento de Educación Nacional para hacer la maestría en Ingeniería Aeroespacial; luego, un beca de la Nasa para estudiar el doctorado en Astrodinámica, en la Universidad de Colorado. He estado vinculado con los centros JPL, Goddard y Johnson de la Nasa, con el Grupo del Espacio de la compañía Hughes, y actualmente con Odyssey Space Research (OSR), y el centro espacial Nasa Johnson en Houston. Actualmente, también soy decano de la Escuela de Ciencias Exactas e Ingeniería de la Sergio Arboleda en Bogotá.

Pero ¿cuál es exactamente su especialidad?

Diseño y optimización de los caminos para las naves espaciales.

¿Caminos espaciales? ¿Una especie de director de tránsito del universo?

Yo diseño los caminos, las rutas. Pero más importante es que yo desarrollo el software que permite que muchas otras personas hagan lo mismo, diseñar los caminos; cuándo se deben prender los motores, cuándo apagarlos y cómo orientar la nave para que vaya, por ejemplo, de la Tierra a Marte. Lo que me interesa es el camino. Cómo ahorrar combustible y tiempo, que la nave llegue bien y a la órbita correcta, porque a bordo hay sensores, y con eso recogemos los datos para hacer ciencia. El objetivo de la nave es captar datos y descubrir cosas.

Y qué cosa la que acabamos de descubrir en Marte. Agua líquida. ¿Usted participó en esa misión?

No directamente. Pero esas naves que llegaron utilizaron varios sistemas, y entre ellos está el que yo diseñé: Copernicus, que es en este momento una de las herramientas más importantes en la Nasa para la planeación de los caminos y las rutas que cogen todo tipo de naves. Hago la parte dura de la matemática y de programación para integrar sistemas de optimización de trayectorias espaciales. (Lea: Agua en Marte, un paso hacia el hallazgo de vida extraterrestre)

¿El descubrimiento de agua en Marte confirma que hay marcianos?

No necesariamente. Pero descubrir agua en otro cuerpo celeste como Marte es muy impactante, porque para que haya vida, como la conocemos aquí en la Tierra, un ingrediente necesario es el agua. Eso significa que en Marte pudo haber existido vida, que puede haberla hoy en forma de microbios, o incluso que la haya en un futuro. En la Luna descubrimos agua, y allá no hay vida porque no hay atmósfera. Pero Marte cumple con condiciones para sostener vida.

¿Por lo menos es posible que haya microbios marcianos?

En este momento no se han descubierto. Lo más probable es que no los haya, pero si llegamos a un lugar con un robot que pueda desenterrar parte de una muestra de suelo y se detectan microbios, sería un descubrimiento impactante para la historia de la humanidad, porque eso comprobaría, finalmente, que no estamos solos.

Hablemos del agua marciana. ¿Viene de arriba o es subterránea?

No son ríos grandes, pero es evidencia de que hay agua que corre. Eso es lo que ha descubierto la nave Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), lanzada hace 10 años. Pero también con telescopios desde la Tierra se ha corroborado esa conclusión. (Vea: Nueve detalles científicos que le ayudarán a entender 'The Martian')

Dígame la verdad: ¿a usted lo sorprendió el anuncio?

Me alegró mucho, sí, pero no me sorprendió. Desde hace mucho se sabía que había hielo en sus polos. Pero saber que el agua corre ayudará a escoger mejor los sitios para llegar con futuras tripulaciones, y pueden ser lugares donde se empiecen las primeras colonias de humanos, que serán cuestión de tiempo, nada más.

¿Una especie de tranquilidad de que los terrícolas tendremos para dónde coger cuando acabemos con este planeta?

(Risas) Sí. Primero habrá viajes corticos. Pero eventualmente habrá colonias. Fácilmente, en menos de 100 años habrá una colonia en Marte y en 500 años el planeta estará poblado con humanos.

Tengo entendido que hay una misión que va a Marte en el 2020. ¿Es tripulada?

No. No hay ninguna misión tripulada planeada en estos momentos para Marte. La que estamos diseñando, que todavía no está aprobada, sería para el 2035, en la que podríamos ir con humanos. En esa misión sí estoy participando. (Lea también: ¿Qué representa el hallazgo de agua líquida en Marte?)

¿Entonces no es verdad que estén preparando una nave tripulada con una misión a Marte sin regreso?

Sí, pero eso no es un proyecto de Nasa, es de una fundación privada, una ONG, que hace el anuncio más que todo para publicidad, porque no tiene el dinero, ni tiene los cohetes. Ni siquiera la Nasa los tiene todavía listos. Pero es una forma de incentivar a la gente a que piense y se motive. Lo de la Nasa es totalmente distinto, son viajes de ida y regreso con tripulaciones. Lo que estamos planeando utilizará un nuevo sistema de lanzamiento que podrá lanzar un cohete con entre 100 y 130 toneladas de carga al espacio. El nuevo vehículo tripulado es Orión, que todavía no se ha probado con humanos. Esos son los nuevos componentes del futuro programa de exploración de Nasa.

¿Y Orión a dónde va a ir?

Orión va a ir a la estación espacial que está a 400 y pico de kilómetros de la Tierra, va ir a la Luna, va a visitar asteroides y, eventualmente, va a ir a Marte.

Si yo me voy hoy para Marte, ¿cuánto gasto en llegar?

Hoy no se podría ir, porque Marte no está alineado con la Tierra y entonces no estará ahí para cuando usted llegue. Tiene que esperar a que la alineación de Marte y la Tierra sea óptima para poder lanzar la nave. Pero cuando sea el momento, un viaje podría tardar entre 150 y 300 días... Solo de ida.

¿Y eso cuándo será, a ver si me apunto?

Son viajes de 7 a 10 meses, pero la alineación de los planetas solo se da cada 26 meses. La próxima ventana de salida es en enero del 2016. Le tocará esperar 3 meses, y tener un cohete bien poderoso a su disposición.

Pensándolo bien, para qué me voy a Marte, si es improbable darle la mano a un marciano o ver algún animal por ahí corriendo. Estamos un poco desilusionados. Porque nos tenían convencidos de que donde hay agua, hay vida…

No necesariamente. Es un ingrediente necesario para la vida, pero de la vida como la conocemos. Es posible que en un cuerpo celeste dentro de nuestro sistema solar, como Marte, o en otro sistema solar de otra estrella, haya vida, si está en una zona habitable donde el agua líquida pueda existir, y se encuentren otros componentes como carbono, que indica que es posible que haya vida, que la hubo o que pueda llegar a haberla. Pero el agua no es una condición suficiente.

¿Por qué insistimos en definir la vida en otros planetas como la conocemos en la Tierra? De pronto es distinta y no la captamos…

Es cierto: dibujamos a los extraterrestres con ojos, con manos y con pies, y eso no es correcto. Imagínese las especies de otros mundos: nosotros dormimos ocho horas, estamos despiertos dieciséis horas, porque la Tierra gira una vez cada veinticuatro horas. Si hubiéramos nacido en un planeta que girara una vez por minuto, tendríamos un horario y un metabolismo totalmente diferentes.

¿Hasta puede ser que haya vida en Marte y que nosotros ni siquiera seamos capaces de captarla?

No es probable. Pero no podemos descartar la posibilidad de que haya una civilización tan, tan avanzada en desarrollo y evolución, que nos lleve millones de años y que no seamos capaces de detectarla. Igual que las hormigas, que no son capaces de comunicarse con los humanos, puede pasarnos a nosotros: que seamos las hormigas de unas especies de millones de años en evolución. No podemos descartar esa posibilidad hasta que no tengamos los medios, o los sensores, o los equipos, o la ciencia para poder detectar la presencia de una civilización. En todo caso, es una pregunta inquietante. Tanto, que pueden estar aquí entre nosotros, y no los detectamos. Eso no se puede descartar.

Como para no dormir esta noche. ¡Puede que estén aquí y no sepamos! (Risas)

Pero no es muy probable que en Marte haya civilizaciones que no podamos explicar. Si hay algo en Marte es muy probable que tengamos los sensores para poder detectarlo.

Hay una cosa que he leído que me perturba un poquito: que con la nave que enviamos a Marte, podemos haber contaminado el planeta y sembrado allá unas bacterias terrestres… Luego podemos confundirnos y llegar a decir que allá sí hay vida. ¿Ese riesgo realmente existe?

Claro. Eso es posible, pero no es muy probable, porque la nave va muy esterilizada. Esos riesgos se calculan y se tratan de minimizar. El descubrimiento de agua va a imponer ciertas condiciones. Cuidarnos de no llevar cosas que puedan reaccionar dentro de esa agua y hagan daño.

¿Para usted qué es lo más inmediato que sigue en la exploración espacial que realmente lo pueda llegar a sorprender?

Encontrar señales de vida inteligente. Una civilización en otro planeta, en otra estrella.

Pero ¿como a dónde le estamos apuntando?

Hemos descubierto aproximadamente 50 planetas, en otras estrellas, que son muy similares a la Tierra, que pueden tener atmósfera y pueden albergar agua líquida. Que en alguno de esos lugares se detecte alguna señal, transmisiones, despliegue de energía alta, que indique una civilización desarrollada sería el descubrimiento casi que de la historia de la humanidad.

¿Y a usted no le parece en nada improbable?

Nada improbable. Muy probable. La galaxia puede estar poblada con 40.000 civilizaciones. Hablo de detectarlas, ¿no? Ya que hablemos por teléfono con ellas o que nos veamos es otro problema complicadísimo. Pero es muy probable que seamos una especie muy pequeña en un rincón muy lejano, en un tiempo muy diferente y que no estemos solos. Esto puede estar poblado de muchas civilizaciones, con características y condiciones casi inimaginables.

¿Eso tiende a acercarnos al concepto de que Dios existe o al de que no existe?

Como científico en este campo, soy ateo. Creo en la naturaleza, en la belleza y las leyes físicas del universo, en el humanismo y la compasión. Dios es un argumento espiritual que todos podemos tener. Pero el Dios dogmático de los libros religiosos, para nosotros, la mayoría de científicos, desapareció hace mucho tiempo.

Una última pregunta: ¿no es muy irónico que haya agua en Marte y no haya en Bosa o en La Guajira?

Totalmente irónico. Estamos trabajando en poner satélites en el espacio, para mirar hacia abajo, hacia la Tierra, para mejorar la producción agrícola. Para medir los efectos del cambio climático. Para optimizar el uso del suelo. Para seguridad y otras cosas. Lo que nos falta es autoestima a los colombianos. Nos descresta que vengan empresas de otros países a vendernos las cosas. Todo eso lo podemos hacer nosotros.

En la Sergio Arboleda hicimos Libertad I en el 2007, el primer satélite artificial colombiano y el único hasta el momento. Lo hicimos en un ámbito académico, universitario, fue pequeño, pero funcionó. Y era para comprobarle al país que eso lo podemos hacer aquí, ya.

Y estamos tratando de hacer el segundo (risas). Tenemos que convencer al Gobierno para que nos ayude, y que se vuelva una industria para que podamos competir con las economías más fuertes.

Fuente:

MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO

Invías deberá pagar por muerte provocada por un hueco

El fallo ordena que la familia reciba un pago cercano a los 280 millones de pesos, no solo por el mal estado de la carretera sino porque se incumplió con el deber de señalizar el peligro que existía.

El Estado tiene la obligación de garantizar que el tránsito por las vías del país no ponga en riesgo la vida ni la integridad de quienes las utilicen.

Esa es la esencia de la condena que acaba de decidir la Sección Tercera del Consejo de Estado contra la Nación por la muerte, en octubre de 1996, de un camionero que ‘cogió’ un hueco, de acuerdo con el informe forense, con 1,50 por 1,30 metros de superficie, por 22 centímetros de profundidad.

Esa noche, Álvaro Mejía Ramírez transitaba por el sector denominado Vasconia-Morro Caliente, jurisdicción del municipio de Puerto Boyacá. Mejía conducía una tractomula con una carga de cemento que tenía que entregar en Ibagué. El impacto del hueco provocó que el tráiler se desprendiera del cabezote de la tractomula. Tras la pérdida del control, el vehículo se chocó una flota que venía en sentido contrario. El hecho, además del deceso de Mejía, dejó varios heridos.

El caso llegó al Consejo de Estado para resolver la apelación que interpuso Invías contra la sentencia proferida por el Tribunal de Boyacá en 2004, que condenaba a la entidad a pagar por los perjuicios morales y materiales a la familia del camionero.

El fallo de cierre, cuyo ponente fue el magistrado Ramiro Pazos, ordena que la familia reciba un pago cercano a los 280 millones de pesos, no solo por el mal estado de la carretera sino porque se incumplió con el deber de señalizar el peligro que existía tanto por el hueco como por obras que se realizaban en la misma zona. “La mencionada vía no tenía ninguna de las señales de prevención exigidas para advertir sobre el peligro que esos trabajos representaban”, indica la providencia.

Además, dejó en claro que los daños son imputables al Invías así hubiese dado la obra en concesión, pues contratar a un tercero para ejecutar una obra no libra al Estado de responsabilidad.

“Se presentó una omisión del Invías de garantizar el buen estado de la carretera o al menos de advertir el obstáculo”, dice la sentencia, que es clave porque los accidentes generados por el mal estado de las vías y calles son miles cada año, muchos de ellos con resultados mortales.

En la decisión se recordó que la seguridad de la circulación de las vías no puede estar comprometida por situaciones anormales que constituyen trampas mortales para los usuarios.

Para fallar este caso, el Consejo de Estado recordó un artículo del Código Nacional de Tránsito vigente para la época del accidente: “Si por falta o falla de la administración no se advierte de los peligros que existan sobre las vías, el Estado deberá reparar la totalidad de los daños y perjuicios que ocasione su falla en la prestación del servicio”.

La calidad de las vías –existencia de huecos y hundimientos, falta de señalización, carreteras angostas o con obstáculos– es uno de los factores que inciden en la alta accidentalidad en el país.

Las muertes y lesiones graves son más frecuentes en motociclistas y ciclistas que pierden el control de sus vehículos al caer en los huecos.

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