Ingeniería Mundial
  • Register

Así va la ciencia en Colombia

El país tiene la meta de ser uno de los tres más innovadores de América Latina para 2025. Para lograrlo aplicará estrategias para impulsar la producción científica.

Foros Semana: Así va la ciencia en Colombia

En el trabajo en las áreas de la ciencia, la tecnología y la innovación está el futuro del país. La buena noticia es que en 2015 aumentó la presencia de los grupos de investigación en el plan anual de convocatorias del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias). En total se inscribieron 6.214 grupos, 8 por ciento más que el año anterior.

 

A nivel regional se destacaron zonas no tradicionalmente fuertes en esta materia, como los Llanos Orientales, que participó con el 7 por ciento, y el Centro-Sur del país con una cuota del 6 por ciento. Para Yaneth Giha, directora de Colciencias, las cifras evidencian que “están pasando cosas interesantes en el ámbito científico, aumentan los grupos de investigación, el número de publicaciones y los nuevos investigadores”.

 

Hay dos retos significativos en el campo de la ciencia y la investigación. Uno tiene que ver con la producción y transferencia de nuevo conocimiento. Actualmente, solo el 5 por ciento de ese nuevo conocimiento se transmite, es decir, tiene una utilidad. El otro desafío está relacionado con el fortalecimiento de las áreas en donde el país tiene talento natural, como por ejemplo, el agro. Según Giha, el año pasado los grupos de investigación en el agro tenían tan solo 5 por ciento de participación.

Para analizar cómo avanza el país en esta materia y los desafíos, el próximo 26 de mayo se realizará en Bogotá el foro ‘El estado de la ciencia en Colombia’, organizado por Colciencias y Foros Semana. El evento contará con la participación de académicos, investigadores y expertos nacionales e internacionales.

 

Fecha: jueves 26 de mayo de 2016
Lugar: Bogotá. Centro de Convenciones AR- Torres Unidas 2. Calle 113 # 7 – 80

Hora: 7:30 de la mañana a 12:30 de la tarde.

Fuente: http://www.semana.com/nacion/articulo/foros-semana-asi-va-la-ciencia-en-colombia/473586

OVI - Hace 100 años - Avión Fantasma

Se publicaba el 12 de mayo de 1916 en el diario El tiempo: Los indios que llegaron a Orocué (Casanare) relataron asombrados y temoros haber visto un enorme aparato con ruedas sobrevolar su zona. El gobierno colombiano se muestra inquieto por este aeroplano fantasma que ha sido visto en otras regiones, como el Tolima.

 

Cabe destacar que este año fue primordial para la aviación en Colombia:

 

Colombia al vuelo

Por: Credencial Historia

   

Revista Credencial Historia

EDICION 187
JULIO DE 2005

       

'COLOMBIA AL VUELO' 

Tomado de:

Revista Credencial Historia. 
(Bogotá - Colombia). 
Edición 187
 

Julio de 2005

 
1911. Fracaso de la última prueba para volar el Blériot sobre la Sabana.
Campo del Polo Club. El Gráfico, Biblioteca Nacional de Colombia

 
Primeros hangares de la Compañía Colombiana de Navegación Aérea en 
Barranquilla, 1920. Del Libro de la Mula al Avión

 

Domingo Valencia era el único as del aire que teníamos en Colombia al finalizar la decimanovena centuria, y el único que tuvimos hasta mediados de la segunda década del siglo XX. Después de haber efectuado a comienzos del siglo numerosas proezas en globo sobre la Plaza de Bolívar, que les ponían los pelos de punta a los bogotanos cada que el globo se venía abajo y el aeronauta resultaba ileso de milagro, Domingo Valencia quiso pasar del globo al avión y se fue a estudiar en la Escuela de Pilotos de Santiago de Chile. En 1910 sus proezas al volar en aeroplano sobre Valparaiso le dieron gran renombre, y sobre todo le permitieron ponerse en contacto con aviadores franceses de la casa Blériot, e instarlos a que vinieran a establecer en Colombia una Escuela de Aviación.

El vuelo a tierra de Cicerón Castillo

Trajeron en abril de 1911 un aeroplano, exhibido en el Parque de la Independencia para asombrar a una multitud de bogotanos ansiosos por conocer uno de esos aparatos que tanto estaban dando de que hablar en el mundo. La exposición del aeroplano Blériot estuvo a punto de malograrse por la exigencia del Ministerio de Obras de cobrar el 15% del producto de las entradas, impuesto que los dueños del avión rechazaron y que la prensa crítico como un atentado al progreso “mientras en otros países no gravan, sino que premian y estimulan a los expositores”.

Se tomó entonces la decisión de volar el Blériot y se programó el primer vuelo para el 25 de mayo de 1911. Las pruebas efectuadas el 22 y el 23 de mayo fueron satisfactorias; pero al emprender el vuelo anunciado el día 25, el motor se averió. Los mecánicos pusieron manos a la obra. El 3 de junio la ciudad expectante recibió la noticia de que “en breve se verificarán los primeros vuelos sobre Bogotá”. El 24 de junio fracasó la última prueba. El aeroplano Blériot quedó abandonado en el campo del Polo Club al Norte de Bogotá, con grandes pérdidas para la empresa “por haberle resultado el aparato deficiente y el aviador incapaz en relación con estas alturas”. El aludido aviador era uno de los personajes más versátiles de la vida colombiana en la última década del siglo XIX y las primeras del siglo XX, don José Cicerón Castillo, industrial, inventor, conspirador, empresario.

Ese primer chasco aéreo no desanimó a nuestro entusiasta promotor de la aviación. José Cicerón Castillo dictó varias conferencias en Bogotá, Barranquilla y Medellín sobre cómo convertir a Colombia en precursora de la aviación militar en América Latina. No obtuvo respuesta del Gobierno, ni de los empresarios, que se asustaron con los costos del proyecto y con las pérdidas que ya habían sufrido por confiar en Jotacé.

A tiempo que Luis Blériot anunciaba desde París el ensayo de un nuevo aeroplano con diseño específico para las condiciones climáticas y geográficas de Colombia, y que varios aviadores intentaban volar entre Maracaibo y Cúcuta, llegó a Bogotá el 19 de noviembre del año siguiente con propuestas aéreas frescas don José Fuentes R. “un caballero simpático, franco y amable. Da garantías hasta no más. ¿Que el aeroplano no vuela? ¿Que los aviadores no sirven? ¿Que el aire no se presta como se decía característicamente cuando el fracasado intento de Castillo? Pues bien. No ha habido nada. El señor Fuentes recoge sus bártulos, le recoge las alas al gran coleóptero y no cobra nada. ¿Quién pierde? Él, nada más que él. ¿Que el resultado es magnífico, entusiasmador, delicioso? ¿Que la enorme mariposa sabe batir el aire, que sabe acercársele a las nubes de la altiplanicie? Pues a desembolsar lo convenido. Creemos que más comodidad…” Así escribe en su diario Comentarios Víctor Martínez Rivas, y agrega que “el señor Fuentes ha trabajado en otras partes con motores de sesenta caballos. Aquí traerá unos de ochenta, y de ciento también. Vendrán pilotos escogidos. Los aparatos serán de los mejores que hoy se conocen. Verdaderos triunfos y magníficos resultados auguramos al que viene a traernos ese poco de civilización. Deseamos sinceramente que cuanto antes consiga hacer un flamante negocio. El señor Fuentes va en gira por los países suramericanos. No resulte que Colombia venga a ser el único, desgraciado, que no logre conocer esa prodigiosa manifestación de la vida moderna”.

Don José Fuentes bregó hasta diciembre para obtener del municipio de Bogotá un auxilio con destino a establecer una Escuela de Aviación en la capital de la República. Tuvo que irse sin haber podido concretar ningún “flamante negocio” aéreo en Colombia.

 
El aviador colombiano Luis Enrique Ferro inicia un atrevido vuelo sobre el volcán Momotombo en Nicaragua. 
Ferro es el primer colombiano que vuela en el exterior
Gil Blas, Biblioteca Nacional de Colombia
 

 
1928. Llegada del avión Ricaurte piloteado por el capitán Benjamín Méndez en vuelo directo desde Nueva York. El audaz aviadorfue decorado con la Cruz de Boyacá. 
Gil Blas. Biblioteca Nacional de Colombia

El primer vuelo 
Aunque estaba anunciado que para la segunda quincena de enero de 1913 aterrizaría en Bogotá el piloto canadiense George Schmitt con un biplano que volaría sobre la Sabana, Schmitt prefirió estrenar el espacio aéreo colombiano al volar sobre Barranquilla en diciembre de 1912. Siguió a Medellín, donde se le había preparado un campo de aterrizaje en el sitio denominado La Aguacatala. Allí voló los días 15 y 26 de enero, con gran sensación por parte de los medellinenses, que pidieron a Schmitt exhibir su aeroplano en la Plaza de Berrío. Schmitt regresó a Barranquilla, hizo otras demostraciones allí, y regresó a Canadá. Bogotá tendría que esperar seis años para presenciar el movimiento de un avión en el aire.

Gonzalo Mejía 
Si a alguien debe adjudicársele el título de precursor y creador de la aviación en Colombia es al antioqueño Gonzalo Mejía. Este empresario lanzó en 1912 su primera propuesta de emplear hidroplanos para el transporte de pasajeros y carga por el río Magdalena, que podrían reducir a treinta horas el recorrido de Barranquilla a Girardot en el que los vapores empleaban siete días. Como es natural las compañías extranjeras que monopolizaban la navegación por el Magdalena se opusieron al proyecto de Gonzalo Mejía y el representante de aquellas, Francisco Pineda López, impugnó el contrato celebrado por el Gobierno nacional con Mejía para utilizar su hidroplano en el Magdalena. En defensa de su idea, Mejía apeló a la prensa, dictó conferencias en Bogotá sobre el progreso inmenso que significaban los hidroplanos, y en muchas de ellas tuvo que enfrentar el saboteo de los agentes de Pineda López. El 10 de septiembre, Mejía dio en la Cámara una explicación amplia sobre el negocio del hidroplano. La sociedad de Medellín remitió un memorado al Gobierno nacional en el que le urgía la necesidad de activar los contratos de hidroplanos con Gonzalo Mejía, por considerarlos de interés general. El 23 de octubre la Cámara debatió el contrato y el 16 de diciembre se expidió la ley 96 “por la cual se aprueba el contrato con Gonzalo Mejía para establecer el servicio de hidroplanos”. El 23 de enero el Gobierno nacional concedió a Mejía patente de privilegio para operar sus hidroplanos en el Magdalena, es decir, que se le autorizó por diez años el monopolio de este servicio. La batalla de Mejía por los hidroplanos tuvo reconocimiento internacional cuando el Congreso Científico Panamericano aplaudió, el 11 de enero de 1916, la tarea adelantada por el colombiano Gonzalo Mejía. El 31 del mismo mes y año el diseño del hidroplano Colombia, hecho por Gonzalo Mejía, fue aprobado en Washington. Mejía regresó a Colombia el 15 de febrero y el 21 partió en su hidroplano por el Magdalena. Pasó el 22 por El Banco a una velocidad extraordinaria, se detuvo unos días en Gamarra por un desperfecto del aparato, siguió viaje el 1 de marzo y el 2 el hidroplano piloteado por Mejía, fue recibido en La Dorada por una multitud que lo aclamó en las orillas del Magdalena. Siguió a Medellín, donde se le tributó recepción apoteósica. Descansó unos días y llegó a Bogotá. La capital lo recibió como a un héroe. El 12 de junio de 1916 dictó en el Teatro Municipal una conferencia sobre las experiencias del primer viaje del hidroplano por el río Magdalena. El 19 de junio sentó las bases generales para la creación de la Compañía Nacional de Hidroplanos, que se fusionó en 1919 con la Compañía Colombiana de Navegación Aérea.

 
-- 
Portada del libro de Guillermo Echavarría sobre la historia de la primera empresa de aviación que se creó en Colombia 

 
1920. Hidroavión Colombia de la Scadta, en el río Magdalena, frente a la playa de Peñalisa. El Diario Nacional, Biblioteca Nacional de Colombia

El Club de Aviación

El viaje exitoso del hidroplano Colombia de Gonzalo Mejía suscitó en distintos círculos enorme interés por fomentar la aviación en Colombia. En Chapinero el joven mecánico Carlos Eduardo Padilla comenzó a construir un aeroplano militar, con apoyo del Gobierno. El aparato era un monoplano, tipo Morane, con motor radial de 9 cilindros, 120 H. P., dos puestos, combustible para cuatro horas de marcha, 50 kilos de peso útil y velocidad de 90 kilómetros por hora. Padilla concluyó la construcción de su aeroplano, y aunque voló con éxito sobre la Sabana, la importación posterior de seis aeroplanos militares europeos para el Ejército y para la Escuela de Aviación dejó sin oficio la proyectada fábrica de aviones de Carlos Eduardo Padilla. Así murió en la cuna la que hubiera podido ser una buena industria aeronáutica colombiana.

Además de Padilla, varios caballeros bogotanos se preocuparon por organizar en Bogotá un Club de Aviación. Después de haber volado Padilla dos veces en su aparato, llevando como copiloto a su amigo Mario Clopatofski, y habiéndose remontado durante diez minutos a doscientos metros, Padilla y Clopatofski convocaron en el Salón de la Sociedad de Agricultores, el 14 de julio de 1916, “a una reunión de todos los caballeros que miran con entusiasmo la aviación entre nosotros” para proponerles que se fundara un Club de Aviación. Asistieron bastantes y todos manifestaron su decisión de aportar los fondos para hacer del Club una realidad “con el objeto de facilitarles recursos a quienes se dediquen a esa manifestación del progreso universal”. El 16 quedó instalado en Bogotá el Club Colombiano de Aviación, con los siguientes dignatarios: Presidente Honorario, doctor José Vicente Concha; Presidente efectivo, Pedro Jaramillo; primer vicepresidente, Pedro María Carreño; segundo vicepresidente, Carlos Liévano; secretario, Francisco Olaya Gaitán; tesorero, Pantaleón Gaitán Pérez. La Junta Directiva quedó conformada por Alcides Arzayuz, Nemesio Camacho, Ulpiano Valenzuela, Carlos Cuervo Márquez, Simón Araújo, Luis Eduardo Nieto Caballero, Felipe Santiago Escobar, Carlos Eduardo Padilla y Joaquín Campuzano, como principales; y Alfonso López Pumarejo, Vicente Olarte Camacho, Nicolás Liévano, Luis Patiño G., Manuel José Campuzano, Carlos Mercado, Ernesto Ponce, Mario Clopatofski y Jorge Zornosa, como suplentes.

“El Club se propone fomentar la aviación entre nosotros. El señor Padilla hará unos vuelos privados, a los cuales asistirán únicamente los socios de dicho centro y las personas por ellos invitadas. Firmando los estatutos hay más de cien caballeros. La cuota inicial es de diez pesos oro, y semestralmente cada uno de los socios tiene la obligación de dar una cuota de tres pesos oro. La Junta Directiva abrió una suscripción nacional con el fin de allegar fondos para la fundación de escuelas de aviación. Esta suscripción ha sido encabezada por algunos respetables miembros de la sociedad bogotana. La idea de la fundación de escuelas ha sido acogida con muchísimo entusiasmo, de tal manera que ya varias personas hacen sus preparativos para ingresar como alumnos” (El Diario Nacional, julio 19, 1916).

“Nosotros esperamos que el Congreso sabrá preocuparse por este importante asunto, aun cuando la negativa dada el año pasado al proyecto sobre marina mercante nos hace dudar de la buena acogida que pueda tener la idea lanzada ahora por el Club de Aviación y apoyada decididamente por la prensa y el pueblo colombianos” (Gaceta Republicana, julio 31, 1916).

La Escuela de Aviación

Aprovechando la presencia en Bogotá del aviador estadounidense William Wilson, que había venido para estudiar nuestras condiciones atmosféricas, el Club Colombiano de Aviación lo invitó a que ayudara a organizar una Escuela de Aviación y a que hiciera un vuelo de prueba para el mes de septiembre. Wilson no pudo comprometerse en lo de la Escuela por una dificultad insalvable de momento y era la de que no había profesorado. La mayoría de los pilotos que podrían dedicarse a esa actividad educativa estaban en la guerra europea; pero aceptó lo del vuelo y algo más: se comprometió a efectuar un raid Bogotá-Cartagena, para lo cual el Club obtuvo en agosto el permiso del Ministerio de Gobierno a fin de que el aviador Wilson pudiera realizar vuelos en el territorio de la República. Sin embargo, a finales de agosto, Wilson fue llamado al servicio. Los Estados Unidos se preparaban para entrar en la I Guerra Mundial.

Terminado en 1918 el conflicto gigantesco que consumió en llamas a Europa, el Club Colombiano de Aviación contrató una misión de aviadores franceses, encabezada por el coronel Guichard, para fundar y organizar la Escuela de Aviación de Colombia. Guichard y los aviadores franceses de la misión fueron objeto de numerosas críticas por parte de los expertos nacionales que, como el piloto Manuel A. Montoya Angel, condenaron la Escuela al fracaso antes de que se hubiera abierto. Con todo, el 13 de noviembre de 1920 llegó una flotilla de 6 aeroplanos para el ejército colombiano y para las prácticas de la Escuela de Aviación, que comenzó a funcionar en Flandes, Tolima, el 1. De abril de 1921. Los aeroplanos militares hicieron de Girardot a Bogotá numerosos viajes de práctica para los estudiantes desde el 21 de abril, día en que voló sobre Bogotá el primer avión militar. Como las críticas en los periódicos contra la Escuela de Aviación persistieran, el coronel Guichard se armó de cólera y amenazó a un periodista con darle plomo si continuaba empeñado en verle a la Escuela deficiencias que no tenía. El personal docente para la Escuela de Aviación, proveniente de Francia, llegó a Flandes el 16 de julio de 1921. Ese día el coronel Guichard anunció que, para celebrar el aniversario de la Independencia de Colombia, el 20 de julio, la cuadrilla de aeroplanos militares efectuaría sobre Bogotá un vuelo en formación y se harían algunas pruebas de acrobacia con pilotos colombianos, entre los que figuraba el joven Camilo Daza. No obstante que el 18 de julio al salir de Flandes el coronel Guichard sufrió un accidente que por poco le cuesta la vida, y se pensó que tal eventualidad la dejaría sin efecto, la prueba se adelantó con éxito clamoroso.

Continuaron las críticas malévolas contra la Escuela de Aviación de Flandes. Se publicaron insinuaciones insidiosas de que se la había utilizado de pantalla para llenar los bolsillos de algunos y que la tal Escuela era un engaño; pero al comenzar 1922 la Escuela exhibía progresos notables y ya tenía un primer grupo de pilotos colombianos muy bien capacitados. La Escuela de Flandes continuó formando a nuestros aviadores durante más de treinta años.

 ---  
1916. Aeroplano de fabricación nacional construido en Chapinero por el mecánico bogotano Eduardo Padilla. Gaceta Republicana, Biblioteca Nacional de Colombia 

 
1922. Camilo Daza, pionero de los aviadores colombianos, al inaugurar los vuelos de la Scadta a Bucaramanga. El Diario Nacional, Biblioteca Nacional de Colombia

 ---  

 ---  
1) 1921. Knox Martin momentos antes de iniciar su historico vuelo.
2) El arzobispo de Bogotá, Bernardo Herrera Restrepo, bendice el biplano Simón Bolívar de la Compañía Bogotana de Aviación.
3) y 4) Knox Martin pasa sobre la multitud que lo aclama delirante.

 
Hangares de la Scadta en Barranquilla 

 ---  
Rene Bazin Pierre Frattoni 
 --- 

Jacques Jourdanet Hellmut von Krohn

 
Hellmuth Von Krohn, piloto y Guillermo Schnurbush, mecánico técnico del vuelo de Barranquilla a Cali en seis horas y cuarenta y cinco minutos.

 
Capitán Benjamín Méndez con las conderaciones por su gran vuelo Nueva York-Bogotá. Diciembre 30 de 1928

 
Capitán Mendez acuatiza en Girardot en el aeroplano Ricaurte.


La Ccna y la Scadta

Uno de los aciertos mayores del Club Colombiano de Aviación fue la traída del piloto estadounidense Knox Martin, que prendió el entusiasmo de Bogotá cuando los capitalinos, boquiabiertos, contemplaron las proezas aéreas de Martin y sus increíbles looping the loop.
Los antioqueños, que habían visto el vuelo de un avión seis años antes que los bogotanos, quisieron ser los primeros en tener una empresa de aviación. El 26 de septiembre de 1919 se constituyó en la notaría primera del distrito de Medellín la sociedad Compañía Colombiana de Navegación Aérea (CCNA), con los siguientes socios: Pablo Echavarría Misas, Guillermo Echavarría Misas, Carlos Mejía, Pedro Vásquez U, Pedro Vásquez V., Samuel Moreno O., Julián Vásquez U., Gonzalo Mejía, Martín Rodríguez, Ernesto Arango, Pedro Nel Ospina Vásquez y Gustavo Uribe E. El 5 de noviembre la Sociedad de Embellecimiento de Bogotá envió una expresiva felicitación a Gonzalo Mejía y a Pablo Echavarría por la organización de la CCNA. Los primeros aeroplanos para la compañía antioqueña llegaron a Cartagena el 7 de enero de 1920 y sus hangares en Barranquilla y Medellín fueron inaugurados el 18 de febrero siguiente. El 22 de febrero la CCNA efectuó su primer vuelo de Cartagena a Barranquilla.

La empresa rival de la CCNA no tardó en aparecer. El 10 de diciembre de 1919, tres meses después de creada la compañía antioqueña. Se constituyó en Barranquilla la Sociedad Colombo Alemana de Transportes Aéreos, SCADTA, que se proponía prestar el servicio aéreo entre Bogotá y Barranquilla. El primer vuelo del hidroavión alemán Colombia de la SCADTA salió de Barranquilla el 8 de septiembre de 1820 y aterrizó en Puerto Berrío.

La conformación de los aviadores de la CCNA y los de la SCADTA fue una especie de confrontación pacífica de posguerra entre los ases franceses y los ases alemanes de la Primera Guerra Mundial. La CCNA trajo un equipo de franceses dirigido por los comandantes René Bazin, Pierre Frattoni y Jacques Jourdanet. La SCADTA trajo a un grupo de alemanes comandados por el legendario Hellmut von Krohn, cuyas hazañas en la guerra se equiparaban a las del Barón Rojo.

La Compañía Colombiana de Navegación Aérea fue la primera en prestar el servicio de correo aéreo y en emitir unas hermosas estampillas para el porte de las cartas. El 3 de diciembre la CCNA firmó un contrato con el Gobierno para el transporte del correo aéreo, que ya a comienzos de 1920 prestaba con regularidad y eficiencia. Por desgracia la vida de la CCNA fue corta. La empresa antioqueña se disolvió a mediados de 1922, “por razones de tipo primordialmente técnico”, según uno de sus fundadores, don Guillermo Echavarría. “El éxito de las que se fundaron posteriormente [a la CCNA] se basó primordialmente en aviones metálicos construidos en Alemania. La Scadta en Colombia, fundada pocos meses después de la nuestra, pudo disponer de estos nuevos aviones y logró sobrevivir exitosamente transformándose luego en Avianca”. (Guillermo Echavarría Misas: De la mula al avión, 1989, segunda edición)

Al desaparecer la CCNA la SCADTA asumió el servicio del correo aéreo. Las hazañas del piloto von Krohn, además de los aviones alemanes, fueron decisivas en el éxito de la SCADTA. También el genio financiero de los empresarios alemanes, que en septiembre 8 de 1921 pusieron en venta 2.000 acciones, que le suministraron a la empresa una liquidez abundante. Von Krohn batió todas las marcas nacionales de velocidad. El 17 de octubre de 1921 realizó en un sólo día el viaje de ida y vuelta entre Girardot y Barranquilla. El 30 de marzo de 1922 rompió el récord mundial de larga distancia al volar más de 1.000 kilómetros sin escalas entre Girardot y Barranquilla, y el 6 de abril de ese año voló de Barranquilla a Cali, sin escalas, en seis horas.

Hacia el futuro

Para 1924 los vuelos de la SCADTA cubrían la mayor parte del territorio nacional y el transporte de pasajeros funcionaba con regularidad desde 1923, año en que se construyó el aeródromo de Madrid. En 1928 aterrizó allí Charles Lindbergh, en visita a Colombia. El mismo año el aviador colombiano Benjamín Méndez efectuó su histórico vuelo de Nueva York a Bogotá, en el avión Ricaurte, con escala en La Habana y Cartagena. En 1939 el capitán Enrique Concha Venegas fue el primer piloto colombiano que cumplió medio millón de kilómetros en el aire. En 1940 el capitán Concha Venegas inauguró los vuelos sin escalas entre Bogotá y Lima. El 8 de noviembre de 1939, a un mes de haber estallado la Segunda Guerra Mundial, se fusionaron las empresas SCADTA y SACO y de ese matrimonio nació Avianca, Aerovías nacionales de Colombia, considerada la empresa de aviación más antigua de América.

Título: Colombia al vuelo
Lugar: Colombia

 

Udistrital - Acta de cierre Inscripción candidatos a designación Rector 2016-2020

La Secretaría General publica para conocimiento de la comunidad universitaria  el Acta inscripción candidatos a elección de Rector  en propiedad de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, conforme con lo dispuesto en el Acuerdo No. 01 de 2016.

En total 14 candidatos, entre ellos 3 mujeres, quienes aspiran a liderar la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, se presentaron durante la jornada que cerró a las 5 de la tarde en la Secretaría General, conforme con lo dispuesto en el Acuerdo 001 de 2016, así como en la resolución No. 004, expedidos por el Consejo Superior Universitario.

El cierre de la jornada estuvo a cargo de funcionarios de la Oficina Asesora de Control Interno y del Secretario General de la Universidad, Camilo Bustos Parra.

El acta puede ser consultada en el siguiente enlace:

Acta inscripción candidatos a elección de Rector

Para mayor información visite el blog de elecciones http://comunidad.udistrital.edu.co/elecciones/

Correoelecciones@udistrital.edu.co 

Los 30 días que restan para decidir la venta de la ETB

Durante 110 años, la ETB ha tenido su sede en la plaza de Las Nieves, en la calle 20, entre carreras 7. ª y 8.ª.

Foto: Archivo / EL TIEMPO

Durante 110 años, la ETB ha tenido su sede en la plaza de Las Nieves, en la calle 20, entre carr

Nació como una compañía privada a finales del siglo XIX. Se transformó en una pública, a comienzos del XX y durante los últimos 15 años ha vivido entre vientos de privatización.

Un salto al futuro. Ese ha sido uno de los sellos de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB) desde el 30 de noviembre de 1884, cuando generó la primera llamada telefónica.

 
 

Lo hizo ocho años después de que Alejandro Graham Bell patentara el invento del teléfono y resultó una osadía, hace 132 años, estar a la altura de la tecnología de la época con una ciudad de 90.000 habitantes y 3.500 casas.

 

Con cuatro meses de fundada, la Compañía Colombiana de Teléfonos generó la primera llamada oficial utilizando una línea tendida entre el centro, en la calle 13 con carrera 7.ª, y el barrio Chapinero, en el norte. La entidad comenzó su vida con tres operadoras, 20 aparatos y 200 líneas. (Lea: 'Nos llama la atención la ETB y vamos a mirarla': gerente de EPM)

También ha sido la empresa de las dificultades, otro sello que ha caracterizado a la ETB.

Comenzando el siglo XX, en 1900, un incendio dejó en ruinas la Compañía Colombiana de Teléfonos que reapareció seis años después como The Bogotá Telephone Company en la plaza de Las Nieves, donde ha estado durante 110 años.

Nació en manos privadas y ahora podría volver a ellas, un siglo después de haberse convertido en una empresa pública de la ciudad. En 1932, cuando faltaban 17 años para que se venciera la concesión de 50 años que había sido otorgada para operar el servicio de teléfonos, la ciudad compró la compañía y la llamó Empresa de Teléfonos de Bogotá. (Además: ETB lidera listado de mejor proveedor de internet para Netflix)

Desde entonces, los ciudadanos la conocieron como la ETB. Hasta 1938, el servicio lo manejaban operadoras que conectaban a los usuarios por cables y un tablero. Desaparecieron cuando llegó la modernización y se consolidó la automatización de la empresa. Durante los primeros 90 años del siglo XX ostentó el monopolio de la telefonía fija y el manejo de los teléfonos públicos que funcionaban con monedas.

Aunque hoy no parezca, la empresa participó en la llegada de la era del celular. En 1990 cambió su objeto social y se convirtió en la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, la misma ETB, pero adaptada para integrarse a las modernas tecnologías de la información.

En 1992 alcanzó a ser propietaria del 26 por ciento de la empresa de telefonía celular Comcel, que después se convirtió en Claro, una de las compañías que hoy lidera el mercado del teléfono móvil en Colombia y en América Latina. (Además: La venta de ETB o el costo de no haber hecho las obras)

En un análisis sobre las decisiones estratégicas de la ETB, el exalcalde Jaime Castro dijo que “la empresa regaló por 52 millones de dólares su paquete de acciones de Comcel y fundó OLA, en la que invirtió 270 millones de dólares”.

Mercado de las acciones

En medio de las limitaciones que le impuso su carácter público y el manejo político típico de las entidades en las que interfieren los partidos, la empresa dio saltos como el de convertirse en una sociedad por acciones.

También acudió a la venta de acciones para capitalizarse y dejó en manos de particulares, trabajadores y pensionados, 61.313 acciones en un proceso que llamó democratización de la empresa y que le sirvió para conseguir recursos.

En pleno auge de la telefonía móvil y la consolidación de internet, la empresa logró reemplazar sus viejos cableados por fibra óptica, entrar en el negocio de banda ancha, en el servicio de telefonía por internet y poner en operación una red de portales interactivos en Bogotá y Cundinamarca. Hoy tiene más de 2’100.000 suscriptores, especialmente en los estratos 1, 2 y 3.

Vientos de venta

El siglo XXI comenzó con vientos de privatización. En el 2000, en el último año de su primer gobierno, el alcalde Enrique Peñalosa intentó vender la empresa, pero fracasó porque los inversionistas inicialmente interesados se retiraron.

En septiembre del 2009, el entonces alcalde de Bogotá Samuel Moreno empezó a hablar de la necesidad de conseguir “un socio estratégico” para generar ingresos que permitieran financiar sus programas de inversión social. “No es privatización ni venta de acciones”, afirmó entonces.

El proceso de búsqueda de socio no tuvo éxito y cuando Moreno salió de la alcaldía suspendido por la Procuraduría, su sucesora, Clara López, asumió la defensa férrea de la empresa pública y anunció que no permitiría la venta del 86,6 por ciento de las acciones en cabeza del Distrito. (Lea: Venta de ETB, primera polémica en el debate del Plan de Desarrollo)

En ese tono recibió el tema el alcalde Gustavo Petro, que descartó cualquier posibilidad de enajenarla o conseguir socio estratégico, y puso en marcha un plan de fortalecimiento que incluyó apostarle al negocio de los móviles 4G, cuya licencia de operación ganó mediante una subasta.

El 2015 lo terminó con la fibra óptica extendida a 1’200.000 hogares, pero de los cuales solo 125.000 utilizaban esta tecnología.

Así llegó el 2016, y en enero, el alcalde Enrique Peñalosa soltó una pregunta que anticipó lo que venía. En un encuentro con periodistas dijo que invitaba a los bogotanos a pensar en qué harían si tuvieran un billón de pesos, refiriéndose al valor que podría tener la ETB. “¿Cómo hay que invertir esos recursos (los de la empresa), que son de los bogotanos? ¿En una empresa de telefonía o en hospitales, colegios o vías? Es solo una pregunta, no hay decisiones tomadas”, señaló Peñalosa.

Ahora, la pregunta que hizo en enero, cobró fuerza de decisión en el Plan de Desarrollo, en el que incluyó una solicitud al Concejo para que le autorice vender la participación del Distrito en las acciones de la ETB.

Al llegar al cargo, el nuevo presidente de la compañía, Jorge Castellanos, aseguró que la empresa enfrentó pérdidas por 74.000 millones de pesos entre 2014 y 2015. (Además: 'Hay que ver dónde renta más la plata': presidente de la ETB)

“La situación actual de la ETB es producto de los efectos de un plan de inversión agresivo que descuidó los ingresos. Mientras los gastos operacionales en el año pasado crecieron 30 por ciento, se aumentó la planta directiva y se remodelaron las oficinas, los ingresos crecieron tres por ciento”, explicó Castellanos en entrevista con EL TIEMPO al llegar al cargo.

Esta afirmación fue refutada por el presidente saliente, Saúl Kattan, encargado de defender la empresa pública durante la administración de Petro, y quien aseguró que el nuevo gobierno desprestigia la empresa para poder regalarla.

“Hoy, esta compañía de capital mixto (público y privado) ofrece servicios de internet fijo y móvil, telefonía fija y móvil y servicio de televisión. En el caso de la telefonía móvil, la ETB lleva un año en el mercado y tiene 400.000 clientes”, dijo Kattan en una carta.

El futuro ahora está en manos del Concejo de Bogotá, que ya comenzó el estudio del Plan de Desarrollo y debe decidir si autoriza o no la venta.

Fuente:

YOLANDA GÓMEZ T.
Editora de EL TIEMPO

Venta de ETB, primera polémica en el debate del Plan de Desarrollo

Venta de ETB, primera polémica en el debate del Plan de Desarrollo

El alcalde Enrique Peñalosa durante la radicación del proyecto de Plan de Desarrollo. Este domingo se escogen los ponentes.

Foto: Mauricio Moreno

El proyecto de acuerdo propone vender el 86,5 % de las acciones. El Concejo de Bogotá está dividido.

Al tiempo que se hacía la radicación del proyecto del Plan de Desarrollo de la administración de Enrique Peñalosa, la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB) notificó a la Superintendencia Financiera que dentro del documento se incluye la propuesta de enajenar total o parcialmente las acciones del Distrito.

El mandatario lo anunció junto a su gabinete y a los concejales Roberto Hinestrosa (Cambio Radical) y Andrés Forero (Centro Democrático), presidentes del Concejo y de la Comisión del Plan, respectivamente. (Lea también: Distrito propone vender acciones de la ETB para invertir en obras)

Desde campaña, el Alcalde había mencionado la posibilidad de vender la empresa para financiar proyectos sociales y de movilidad, pero la idea ha estado rodeada de polémica.

De un lado, se critica la venta de la ETB, uno de los patrimonios mejor avaluados de la ciudad. Del otro, se advierte sobre la desvalorización de la empresa y la importancia de aprovechar su valor en el mercado.

El objetivo de la venta es financiar parte de los proyectos del futuro Plan de Desarrollo, cuyo plan de inversiones y funcionamiento asciende a $ 89,5 billones, de los cuales $ 30 billones vienen de fuentes inciertas que se financiarían con lo que resulte de la enajenación de la ETB, los cobros por congestión y el estímulo de alianzas público-privadas, entre otros. (Además: 'Hay que ver dónde renta más la plata': presidente de la ETB)

En la bolsa de valores, el valor la empresa asciende a $ 1,9 billones (cada acción vale $ 600). Hoy, el Distrito es dueño del 86,5 % de las acciones (son más 2.739 millones por $ 1,67 billones) y el 11,6 % restante está en manos de los privados (367,3 millones de acciones por $ 204.000 millones). No se enajenaría el 1,9 % restante, que tiene entre sus dueños a la Universidad Distrital.

“A la ETB puede pasarle lo que le pasó a la Nación, que le tocó regalarle Telecom a Movistar. Hay que vender antes de que se desvalorice”, dijo Peñalosa desde el Concejo. (Además: Enrique Peñalosa pide pensar en el futuro de la ETB)

No obstante, Jorge Castellanos, presidente de la ETB, aseguró que el valor de las acciones se ha incrementado el 16 % durante lo corrido de este año, mientras que entre el 2012 y el 2015 solo aumentó el 8,8 %.

Pero para el empresario la preocupación está en que se han reportado pérdidas durante los últimos años.

“El año pasado hubo una pérdida de $ 37.000 millones y en el 2014 fue de $ 38.000 millones. En los últimos años dejaron que los gastos operativos se subieran. A eso se le suma que se hicieron inversiones por $ 2,1 billones, pero buscaron usuarios”, señaló.

Pero los resultados negativos de las utilidades, que desde el 2014 se calculan según las normas contables internacionales (NIIF o IRFS) por orden de la Superfinanciera, han sido controvertidos por el expresidente de ETB Saúl Kattán.

Según él, la aplicación de la NIIF implicó hacer provisiones y reversión de ingresos por unos $ 400.000 millones que en la contabilidad anterior, la Colgaap, no era necesario hacer.

Un clima disparejo

Andrés Forero (Centro Democrático), presidente de la Comisión del Plan, asegura que su bancada aún no toma una posición. “Nosotros nos opusimos a la venta de Isagén, pero el Distrito tiene unos argumentos que hay que considerar. Falta avanzar en el debate”, expresó. (Lea también: Peñalosa planea inversión de casi $ 90 billones durante su gobierno)

“Es falso que la empresa esté a pérdida. El valor de la acción se ha incrementado. La empresa de teléfonos se convirtió en una de telecomunicaciones que opera en Bogotá y otras regiones del país. Lo que debe hacer el presidente es explotar al máximo las nuevas capacidades”, dijo el concejal Holman Morris (Progresistas).

“El procedimiento no es incluirlo en el Plan de Desarrollo, sino que debe ser un proyecto separado. Desde el Polo Democrático nos opondremos jurídica y reglamentariamente”, señaló el concejal Celio Nieves. (Además: 'La ETB debe buscar socio o se debe vender', dice su presidente)

Aún sin el visto bueno del Concejo, Castellanos asegura que hay una estrategia en tres frentes no solo para recuperar las finanzas de la empresa, sino para valorizas sus acciones.

Lo primero es el plan de austeridad: gastamos en lo que atraiga clientes, pero recortamos donde se puede recortar. Lo segundo esagresividad comercial para fibra óptica, telefonía móvil y televisión. Y lo tercero es mejorar la atención al cliente”, explicó.

Capital Salud, ¿vender o no?

Otra de las propuestas que incluye Peñalosa en el Plan de Desarrollo es la autorización que pide al Concejo de Bogotá para fusionar o enajenar total o parcialmente la participación accionaria Capital Salud, la EPS que atiende a 1’200.000 personas pobres. (Además: 'Si van a vender ETB, que se bien vendida')

La razón: el secretario de Salud, Luis Gonzalo Morales, dijo que hoy la entidad vale cero pesos; por ley la tienen que capitalizar en cerca de 70.000 millones de pesos y tiene un déficit presupuestal de 580.000 millones de pesos.
Aunque no hay nada definido, lo ideal sería un socio estratégico, pero que si no se da el negocio, la enajenan.

BOGOTÁ
redaccionbogota@eltiempo.com.co

Conoce más sobre mi

conocemas

cuento

 

JUEGOS

Denuncias Públicas

denuncias

Consultor Internacional

consultor

Sociedad Colombiana de Topógrafos

sct

Ingeniería Mundial y Geomática

ingenieria

Cosas que no entiendo

cosas

Invitaciones

invitaciones

Mis Acciones en la SCI

SCI ACC

Recomendados del mes

recomendado

palilibrio