POLÍTICA PARA LA ADOPCIÓN E IMPLEMENTACIÓN DE UN CATASTRO MULTIPROPÓSITO RURAL-URBANO
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En la actualidad, el 28% del territorio nacional no cuenta con formación catastral, y el 63,9% del área formada tiene catastros desactualizados (722 municipios). Así mismo, de un total de 187 municipios históricamente afectados por una alta incidencia del conflicto armado, el 79% son, a su vez, municipios que hoy no cuentan con información catastral básica.
A lo anterior se suma una cartografía nacional desactualizada y que, en un 59% del territorio, no tiene la escala, ni la representación apropiadas para la gestión catastral y demás usos de política pública. En el escenario de una Colombia en paz, el catastro multipropósito se presenta como una oportunidad para resolver problemas relacionados con la gestión de la tierra que han aquejado a la sociedad colombiana por décadas. Lo anterior, debido a que esta poderosa herramienta permite identificar, caracterizar y medir con exactitud los predios que componen el territorio; y contribuye a garantizar la seguridad jurídica de la propiedad, y a establecer la vocación del suelo. Es, en esa medida, una herramienta insustituible de planificación e información para promover el adecuado ordenamiento y aprovechamiento productivo del territorio, la restitución y formalización de los derechos de propiedad, y el manejo o reducción de la conflictividad por el uso del suelo, entre otros aspectos. El catastro es igualmente fundamental para optimizar la gestión financiera de los gobiernos territoriales. Por el lado de los ingresos mejora de manera directa el recaudo por impuesto predial, mientras que, por el lado de los gastos, permite mejorar la formulación y ejecución de las políticas (urbano-rurales), y asignar las inversiones de manera más eficiente.
Debido a todo lo anterior, el catastro es hoy en día una necesidad para consolidar la paz y el buen gobierno en Colombia. A diferencia de lo que ocurre en otros países, particularmente los países miembros de la OCDE, el catastro actual de Colombia no tiene un enfoque multipropósito, ya que ha sido concebido y usado, principalmente, como un instrumento para el fortalecimiento fiscal, desconociendo sus aplicaciones en las demás finalidades centrales del Estado. Esto implica que los distintos niveles de gobierno, en especial el nacional, con frecuencia ejecuten acciones redundantes, inconsistentes e inoportunas, lo que conlleva altos costos para las políticas públicas ambientales, de gestión de tierras, agropecuarias, de infraestructura, de ordenamiento, entre otras que requieren información precisa y actualizada sobre los predios. Adicionalmente, el enfoque fiscal del catastro actual ha contribuido a que este no refleje de manera precisa la dimensión física y económica de los predios, y a que existan importantes fallas en la dimensión jurídica del catastro, dado que la descripción y la medición de los predios no han sido concebidas para brindar certeza jurídica a la propiedad, lo que ha llevado a discrepancias entre la información del registro de la propiedad y la del catastro.
Además, se identifican arreglos institucionales que limitan la efectiva operación catastral en el país. En respuesta a lo anterior, y en cumplimiento del PND 2014-2018: Todos por un nuevo país, este documento CONPES propone una política para la conformación, implementación, y sostenimiento de un catastro multipropósito moderno, completo, confiable, consistente con el sistema de registro de la propiedad inmueble, integrado con los sistemas de planeación e información del territorio, y en concordancia con estándares internacionales.
Haciendo esto, la política objeto de este documento contribuirá a generar las condiciones para dar sostenibilidad a los procesos de paz territorial, mejorar las capacidades e instrumentos del Estado para priorizar y asignar mejor la inversión pública en las regiones, y garantizar el efectivo cumplimiento de las funciones económica, social y ambiental de la propiedad, tal como lo establece la Constitución Política.
Para lograr lo anterior, sugiere un plan de acción a ocho años (2016-2023) que contempla cambios estructurales en los aspectos metodológicos, técnicos, institucionales, tecnológicos y operativos del modelo catastral actual. Propone igualmente la conformación de una nueva cartografía básica, con los parámetros de escala y representación apropiados, así como la adopción de procedimientos de barrido predial masivo que permitan resolver de forma ágil y costo-efectiva los problemas de formalización de la propiedad, particularmente en las zonas rurales. Para la implementación del catastro multipropósito se proponen dos fases: (i) piloto del nuevo modelo en 11 municipios, que será completado durante 2016; y (ii) escalamiento a todo el territorio nacional entre 2017 y 2023. La meta a 2018 es conformar e implementar el catastro multipropósito en el 25% del país (con énfasis en zonas rurales), y sentar las bases para completar el ejercicio nacional, en 2023. En la financiación del catastro multipropósito concurrirán la nación, los departamentos, y los municipios, así como la cooperación internacional. Esta política tiene un costo de 2,6 billones de pesos, y su implementación es liderada por Presidencia de la República, el DNP, el IGAC, la SNR y la ANT, con el apoyo de otras entidades del Gobierno nacional.
Introducción:
En Colombia, la evolución e incidencia del conflicto armado guarda una estrecha relación con la tierra. Elemento que, si bien no ha sido la causa directa del conflicto, sí ha tenido una fuerte conexión con sus diferentes expresiones. La persistencia del conflicto armado en el país ha dificultado la implementación de políticas públicas integrales relacionadas con la tierra. Por ende, un escenario de terminación del conflicto y construcción de la paz, sin duda representa la oportunidad para la implementación efectiva de políticas dirigidas a la precisa identificación y medición de los predios que integran el territorio. De esta manera, la implementación de un catastro multipropósito constituye un insumo estratégico para los cometidos del Gobierno en esta materia.
El catastro es un instrumento para la identificación y medición de los predios que integran un territorio, tradicionalmente usado en la gestión fiscal y la definición de los derechos de propiedad. Sin embargo, el enfoque multipropósito que puede adquirir el catastro lo convierte en un instrumento único para llevar a cabo eficazmente otras finalidades centrales del Estado como la planeación, el ordenamiento territorial y ambiental, la gestión de tierras, la programación y asignación de inversiones y, en general, la formulación y ejecución de políticas públicas de toda índole en los territorios. El desarrollo de las tecnologías de información en los últimos veinte años ha permitido materializar este potencial. De ahí que los países más avanzados han implementado catastros orientados a múltiples finalidades, catastros con un enfoque multipropósito.
En Colombia, el catastro se ha concebido principalmente como un instrumento para el fortalecimiento fiscal de las entidades territoriales, desconociendo en gran medida sus otras aplicaciones. En consecuencia, el catastro nacional actual no cuenta con una orientación multipropósito y presenta importantes deficiencias al menos en tres aspectos estructurales: (i) no es completo, no está formado en 28% del territorio nacional; (ii) no está actualizado en el 63,9% del territorio (722 municipios) y; (iii) no está integrado con otros sistemas de información sobre el territorio.
A lo anterior se suman las siguientes dificultades: (i) los avalúos catastrales no reflejan las condiciones económicas y físicas de los predios; (ii) la representación geográfica de los predios es imprecisa, debido a que la cartografía con fines catastrales es insuficiente y desactualizada, así como por la falta de aplicación de estándares técnicos mínimos; (iii) la información predial de la ficha catastral es inconsistente con la contenida en el folio de registro jurídico de la propiedad, y además no existe un marco normativo moderno, unificador e integrador catastral y registral; y (iv) existe un modelo institucional inadecuado que dificulta y hace inoportunos y más costosos los procesos de formación, actualización y conservación catastral.
Por todo lo anterior, y a pesar de importantes avances en términos de metodologías para la valoración predial, de desarrollos en cartografía y estándares para los levantamientos prediales, de una multiplicidad de desarrollos normativos y de políticas anteriores tendientes a mejorar la consistencia de la información catastral y registral, la reforma al catastro es hoy en día una necesidad para consolidar la paz y el buen gobierno en los territorios de Colombia. Con ese objetivo, este documento propone una política para la conformación, implementación y sostenimiento de un catastro multipropósito, acorde con estándares internacionales. Esto implica la incorporación de ajustes de estructura en los aspectos institucionales, metodológicos, técnicos, tecnológicos y de operación actuales, además de la adopción de una nueva cartografía básica para propósitos catastrales en todo el país.
El documento contiene seis secciones, incluyendo esta introducción. La segunda sección presenta los antecedentes normativos y de política del catastro colombiano. La tercera sección incluye un marco conceptual que define el catastro multipropósito y sus principales usos de política. La cuarta sección describe los problemas estructurales del catastro actual en cuatro dimensiones básicas: (i) económica; (ii) física; (iii) jurídica; e (iv) institucional. La quinta sección define los lineamientos de política para la adopción e implementación de un catastro multipropósito en Colombia, así como un plan de implementación en dos etapas. Incluye también la estimación de costos, la estrategia de financiamiento de la política y su esquema de seguimiento y evaluación. La última sección incluye las principales recomendaciones
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El pasto del vecino es más rojo
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Comentario por Félix Pinto R: Adicional al importante artículo, me permito recordar que es fundamental la elección popular de alcaldes menores. Un ejemplo a seguir, es la ciudad de Lima, en donde las localidades en su gran mayoría son sencillamente, excelentes. Se nota la gran calidad de la respectiva localidad. |

La curiosidad ha traído a la especie humana hasta donde está. La pregunta de si hay otra vida en el universo nos ha acompañado siempre.
Hace unos días, astrónomos belgas y americanos anunciaron en la revista Nature el descubrimiento de tres planetas que podrían ser aptos para la vida. Orbitan alrededor de una estrella enana roja: Trappist-1, que queda relativamente cerca, apenas a unos 45 años luz, una distancia que equivale a unos mil millones de veces la que hay hasta la Luna. Dos de esos planetas tienen años que duran 1,5 y 2,4 días, el del tercero podría ser algo mayor. La energía de su sol es menor que la del nuestro (porque es viejo, pequeño y rojo), pero los planetas están más cerca y captan tanta energía o más que nosotros. Si hay vida dependerá, como en la Tierra, de sistemas capaces de convertir la luz que reciben de su sol en energía química; es decir, debe haber plantas que hagan fotosíntesis. Es difícil imaginar cómo serán esas plantas, si pequeñas o grandes, si con raíces o que migran arrastradas por corrientes de gases o de agua. Pero, dado que su sol es rojo, los pigmentos que capten su luz deberán ser rojo oscuro o negro. Como dice (más o menos) el dicho: “el pasto de los vecinos es más rojo que el nuestro”.
No son los únicos planetas que han llamado nuestra atención. El satélite Kepler, de la Nasa, viene detectando candidatos. Ya hay alrededor de 1.000 planetas confirmados y otros 3.600 posibles. Pero el más cercano de ellos está a casi 500 años luz, que es algo lejos para llamarlo vecino.
El año pasado pensaron que habían detectado uno realmente cerca, casi al alcance de la mano, a unos 4,4 años luz. La estrella Alfa-Centauro resultó ser en realidad dos estrellas, y hay una franja alrededor de una de ellas muy propicia para que orbiten planetas con posibilidad de vida. Creyeron ver uno, pero fue falsa alarma. Hay, en todo caso, un proyecto (apoyado moralmente por Stephen Hawking) que, al costo de unos billones de dólares, enviaría una sonda a explorar. La sonda viajaría a una velocidad igual al 20 por ciento de la de la luz, impulsada por un láser muy potente desde la Tierra. Estaríamos recibiendo información en unos 50 años. Eso ya suena factible.
A estas alturas, algunos lectores se estarán preguntando ¿para qué? La respuesta es: para satisfacer la tremenda curiosidad que nos producen los vecinos. Curiosidad que en definitiva es lo que ha traído a la especie humana hasta donde está. La ha llevado a las cimas de las montañas y a las profundidades de los océanos, a la Luna y a Plutón. La pregunta de si hay otra vida en el universo y de cómo sería esa vida nos ha acompañado siempre.
En algunos cursos de bioquímica y biología molecular, hace años, les pedí a los estudiantes, en el examen final, que imaginaran una vida diferente de la que conocemos. Es decir, una molécula química (distinta a nuestros ADN y ARN) que tenga en su estructura una información que le permita ejercer una función como transportar energía o generar movimiento y otra que le permita duplicarse a sí misma con precisión. Debo reconocer que tanto el maestro como los estudiantes tuvimos poco éxito en las respuestas. Intentamos imaginar moléculas no basadas en carbón sino en silicio o en nitrógeno, pero encontramos problemas, unas por insolubles en agua, otras por su poca variedad. Imaginamos, sí, algunas variantes de lo que existe en la Tierra, pero no algo radicalmente distinto.
Era un juego (que es casi siempre el mejor de los exámenes). Al menos yo me divertí. Algunos plantearon problemas de carácter teológico. ¿Qué pasaría con las teorías de la creación en siete días hace seis mil años, o con las del “hombre a imagen y semejanza”? Yo los tranquilicé. La imaginación del ser humano, que le ha permitido cosas tan extraordinarias, le permitirá también inventarse alguna solución que deje tranquilos a los creyentes.
Moisés Wasserman
@mwassermannl